Image
Actualizado: 12 sep 2019 / 13:04 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
  • Realidad y decorado

Basta dar una vuelta por cualquier rincón de la ciudad intramuros para poner en pie el asunto. Pero vamos a proponer otro paseíto que sirve de muestrario: Déjense arrastrar por esa marea que parte de la Puerta de la Carne y ya rebasa su vecina Puerta de Carmona. El próximo objetivo –no lo duden- será la Puerta Osario y el agua –más pronto que tarde- alcanzará la Macarena y terminará dándole la vuelta a todo el casco después de rendir hace mucho otras zonas como Santa Cruz o El Arenal.

Hablamos de esa turisficación que comenzó eliminando el comercio tradicional de estas islas de la Sevilla cambiándolo por franquicias y comederos. Pero es que el imparable fenómeno está culminando con la conocida expulsión de los últimos vecinos a través de la especulación salvaje y la conversión de calles completas en alojamientos turísticos y pistas de pruebas de las irreductibles ruedas de los ‘trollers’. ¿Nadie hace nada por impedirlo?

¿Realidad o decorado? Esa es la pregunta. Podemos encontrar algunas respuestas, precisamente, en el entorno de la Puerta de Carmona, uno de los últimos reductos de una Sevilla verdaderamente popular en la que se aún se trufan mansiones de tronío, casas patio y hasta pisos de protección oficial. En el recuerdo ya habían quedado hace mucho aquellos patios de vecinos que dieron carácter a los barrios pegados a la Ronda pero las tiendas de toda la vida, el vecindario reconocible y hasta las borracherías de ordenanza seguían otorgando carácter a estas calles que, desgraciadamente, están perdiendo la partida. Hay mucha, muchísima más Sevilla, en las macetas de una terraza de un remoto pisito poligonero que en este trampantojo de la ciudad símbolo. Y es una pena...