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Actualizado: 21 nov 2022 / 04:00 h.
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  • EFE
    EFE

Dijeron hace poco los medios que el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha declarado que «la tendencia del diésel al alza podría mantenerse en los próximos meses por culpa de la guerra en Ucrania», a lo que ha añadido que «en caso de continuar, lamentablemente, en términos sociales, económicos y políticos, con las tensiones geopolíticas actuales en Europa, me parece que estas grietas diésel muy abiertas se van a quedar». También ha dicho el señor Imaz, que este incremento se debe a los altos precios del gas natural en Europa ya que se utiliza el diésel como sustitutivo del gas para aplicaciones térmicas o producir energía. Así, tal y como indican desde el sector, el litro de diésel podría volver a superar los dos euros antes de que acabe el año.

Muy bien, habrá que añadir que en España los impuestos estatales al diésel son especiales porque como se desea un planeta puro en el que llueva en Sevilla en otoño lo que tiene que llover y no la birria de lluvia que estamos viendo, habrá que cuidar que la temperatura terráquea no prosiga su escalada. Además, como Repsol y demás deben acometer transformaciones estructurales encaminadas también a la pureza del ambiente, hay que subir el precio del gasoil hasta donde sea. Si estuviéramos hablando de seguros podríamos decir “pues entonces nos vamos todos a la Mutua, 95 5555555555555555555, etc.”. Pero se trata de petróleo. Puesto que se supone que el diésel contamina más que la gasolina, ahora está el mundo de la venta de carburante al revés, siempre ha sido más barato el diésel, en estos días belicosos la situación se invierte.

Será entonces mejor para Repsol y demás empresas lucrativas en exceso. Cuando no es la guerra es la guerrilla, el caso es que se reúnen y fijan el precio del barril como mande el dios Mercado ya que de toda la vida es sabido que el libre albedrio en cuestiones de dioses no existe, de lo contrario, ¿para qué inventar dioses? Y si Repsol puede ganar más pasta con el precio por las nubes del diésel, ¿por qué nos avisa Repsol? Ah, sí, es que la culpa no es de Repsol sino de la guerra. Es como lo de “el profesor me tiene manía, yo no he hecho nada”.

Si lo que persigue Repsol es que vayamos olvidándonos del diésel y apostando por la gasolina, los híbridos y los eléctricos cuyos precios son ya de traca y atraco estratosférico, en mi caso, que uso diésel, pa chulo yo. Dejo el coche en el garaje por tiempo indeterminado y agarro el cercanías o el bus. Cambio toda mi vida, me hago discípulo de Kung Fu, la serie televisual de mis tiempos, y a caminar que es sano, a pedalear que es sanísimo, aunque me joda a mi edad; a decir me tengo que ir que se me va el tren, a ir ligero de equipaje y hasta a renunciar a viajar de vacaciones en mi auto.

No sabemos el poder que tenemos como ciudadanos si tuviéramos lo que hay que tener para ejercerlo. ¿Sube el carburante? A dejar los coches en casa hasta que bajen. ¿Suben los productos en general? Compremos leche, huevos, algo de fruta y frutos secos, poco más. Y a comer sólo lo necesario que comemos más de la cuenta (esto no va por los necesitados de verdad). Puede que así hasta detuviéramos la guerra. Pero preferimos pagar más, fastidiarnos y que se maten por ahí, mientras no nos toque a nosotros... Mejor entregar unas limosnas y elaborar pancartas y manifiestos de repulsa y después a seguir quemando diéseles, gasolinas y hasta bosques para que nos saquen en televisión.

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