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Actualizado: 13 ago 2021 / 12:07 h.
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  • Salvar el fútbol; salvar los churros con chocolate

Con una incidencia cercana a los 500 contagios por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del mundo, no parece que la mejor idea sea meter a miles de personas en los estadios de fútbol. Cuando no es por salvar la Navidad, es por salvar el verano, o a los equipos de fútbol o cualquier otra cosa susceptible de salvar. Las empresas fabricantes de mascarillas ya han levantado la voz pidiendo ayudas porque la cosa de las mascarillas va de capa caída. A ver lo que tardamos en hacer alguna gracia para salvar a esas empresas. Somos capaces de inventar todo tipo de excusas para evitar hacer lo correcto.

Por si era poco, la variante Lambda del SARS-CoV-2 va tomando posiciones y nadie sabe bien si es resistente a las vacunas o no lo es. Pero tampoco pasa nada. Hay que salvar el consumo de churros con chocolate o algo así.

Las playas abarrotadas, los comercios hasta los topes, los campos de fútbol llenos de gente (los aforos pueden parecer escasos aunque en algunos casos se concentrarán 30.000 aficionados como, por ejemplo, en el campo del Barça, aficionados que llegarán en transporte público a todos los estadios de España, querrán entran en el baño del campo y no sabemos si respetarán las normas elementales anti Covid), las piscinas públicas atestadas... Todo está lleno de gente y todo está lleno de coronavirus. Es incomprensible que no entendamos que el coronavirus que causa la Covid-19 sigue entre nosotros y puede hacer mucho daño.

A mí me rodean cientos de personas (en este mismo momento) que no llevan mascarilla y parecen dispuestos a salvar la hostelería en 24 horas. Beben cerveza sin parar, y se juntan en grupos más numerosos de lo deseado. La sensación de inseguridad es inquietante. Después de lo mal que lo hemos pasado que estemos haciendo el idiota otra vez me parece que dice mucho de nosotros mismos, de lo que somos capaces de conseguir y de por qué tenemos lo que tenemos.

Pero salvemos algo, caray. Salvemos cualquier cosa menos nuestras vidas que para eso somos españoles.

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