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Actualizado: 28 ago 2019 / 08:10 h.
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  • Somos la clase obrera disfrazada de fantoche

¿Por qué las movilizaciones contra el último G7 no han sido masivas? ¿Cómo es posible que la sociedad reciba recorte tras recorte con cierta pasividad? ¿Creen algunos que la cosa no va con ellos? ¿Se trata de pasividad ante los golpes, ignorancia, de una negación constante y ridícula de la realidad? ¿El verano amansa?

Tal vez, lo que pasa es que nadie se siente parte de la masa obrera. Hemos estudiado, hemos dejado de cosechar en el campo y nos hemos creído que los obreros son los otros. Los inmigrantes, los que no tienen lugar en el que caerse muertos, esos que están entre nosotros porque no hay más remedio.

‘Eso no va conmigo’. Esta es la idea que nos rodea a casi todos. Por eso miramos a otro sitio. Como si fuera verdad, como si esto que ocurre fuera cosa de una casta ajena y casi innombrable.

Pues no, queridos, no. Casi todos somos esa masa obrera que debería estar dando guerra y que, sin embargo, anda en las playas disfrutando de una ruina monumental. Eso sí, con una o dos carreras universitarias. Pues no, queridos, no. La clase media ha crecido tanto, tanto, que ya lo somos todos. Excepto los ricos, los de verdad, los de toda la vida. Tenemos en nuestras filas un gran número de pobres, de tontos, de titulados, de solteros, de casados, de transexuales; de todo, todo, todo; excepto de ricos (los nuevos ricos no cuentan porque dejarán de serlo más antes que después). Y sí va con nosotros este desastre. Entre otras cosas porque hemos dejado de creer que somos lo que somos, porque nos hemos creído que éramos capaces de tener dos casas y un coche cojonudo; porque hemos sido capaces de votar a un partido que defiende los intereses de los que quisiéramos ser sin serlo.

Somos currantes. Somos proyectos de personas acomodadas que llegan a final de mes con dificultades. Somos acumuladores de conocimientos técnicos que no llevan a ninguna parte si no se sostienen con un criterio, con una ideología, con una filosofía de vida lejana a pasar por aquí para tener un reloj de lujo. Somos la clase obrera disfrazada de fantoche.

Sólo quería recordarles algo tan sencillo como esto. Debe ser el calor.