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Actualizado: 26 oct 2020 / 09:21 h.
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  • Todo importa: exposición de Alonso Gil en el CICUS

“Todo importa” es un título suficientemente significativo y que dice bastante de hacia donde han podido transcurrir tanto el periplo vital como el artístico del hasta cierto punto polifacético autor ALONSO GIL dentro de la pintura, la estampación y la fotografía, teniendo en cuenta que sus estancias en los países donde ha residido, le han supuesto la mayoría de las veces una especie de activismo a favor de causas justas o denunciando injustas, y por tanto su arte, dejando a un lado los valores intrínsicos que tiene, ha sido y sigue siendo una forma de militancia centrada fundamentalmente en los Derechos Humanos.

Algunos artistas optan por dedicarse al paisaje, al retrato, al bodegón, y dentro de ello a la figuración, la abstracción, etc. como una manera de representar el mundo, lo que no es otra cosa que reflejar el suyo y el de la colectividad –o colectividades- que los acepta.

Sin embargo LONCHO, como también es conocido ALONSO GIL, optó por implicarse en primera persona, vivir el presente y los acontecimientos por los que atravesaban diferentes pueblos, culturas, individuos, etnias, ... de manera que viajes y pintura no fueran otra cosa que vida y compromiso, acercándose a algunos de los focos más candentes del planeta que por alguna razón le llegaban.

Optó también por el expresionismo –y a veces como en el caso de algunas fotos y algunos collages- por el realismo tal cual, como la mejor manera de representar las situaciones de felicidad –de las que también hay muestras en la exposición- o de dolor físico o psicológico por el que pasan comunidades enteras. Es decir, una imbricación de vida, arte, sociología...Memoria Histórica e Historia en definitiva.

Esta elección comenzó hace ya bastante tiempo y le ha llevado a habitar en los territorios ocupados del Sahara Occidental, en los campamentos de refugiados de Tinduf, en Argelia; en la India –concretamente en Nueva Delhi-, en Mozambique –en particular en Maputo- al punto de concienciarse plásticamente con ellos y con los que se juegan algo más que la piel en las vallas de Ceuta y Melilla; en las costas de Marruecos en lo que afecta a la pesca, y a tantos otros lugares donde la explotación laboral, el comercio injusto, el tráfico de los recursos naturales o de personas, o cualquier tipo de abuso que se realiza mientras que una gran parte -no sólo de Occidente- mira(mos) a otro lado.

Todo importa: exposición de Alonso Gil en el CICUS

Todo esto se va a traducir en unas Series que se distribuyen a lo largo de la sala EP1, en lo que era parte del antiguo convento Madre de Dios y que la Universidad de Sevilla, con el rector MIGUEL ÁNGEL CASTRO ARROYO a la cabeza y LUIS MENDEZ RODRÍGUEZ como Director de Cultura y Patrimonio, pone a disposición de los artistas, músicos, escritores, dramaturgos, cineastas, etc. para que desarrollen sus proyectos y hagan visible sus ideas a la vez que los visibiliza a ellos.

La exposición que trae ahora ALONSO GIL al CICUS, comisariada por LUIS F. MARTÍNEZ MONTIEL, director del Secretariado de Patrimonio de la misma, (de la US), cuenta con textos de este, de ESTHER REGUEIRA, MONTAÑA HURTADO y LORETO CASADO en el Catálogo, corriendo la Gestión y Producción a DOMINGO GONZÁLEZ LAVADO (“conocido también como MINGO”).

Una cuestión a tener en cuenta siempre en ALONSO GIL además de los temas, es su curiosidad por las técnicas, algunas de su invención y que transmite en los talleres que imparte. Entre ellas lo que él denomina el “Contracollage” mediante la impresión de los fondos y la adhesión de las formas, o el “falso Batik” experimentando con los materiales, tintas y colores, dando lugar a monotipos, monócromos y polícromos en función de los que use y teniendo en cuenta el soporte (si es tela, papel y sus diferentes texturas).

El revelado y sobre todo de las cianotipias, los transfers manipulados o no, encima; los óleos, acrílicos, plantillas, acetatos, poliéster, y su personal cocina hacen que sea una exposición diversa y unitaria y por otro lado al integrarse de tal modo el autor con lo que capta y describe en sus obras, se establece una simbiosis tal, que a veces se podría afirmar que estas obras fueron hechas por nativos. LONCHO es saharaui cuando da cuenta de los testimonios orales y de la historia viva que ha conocido; es un indú en el alboroto alegre de los puestos callejeros, es un migrante que cree en el sueño de Europa; un árabe, un africano, un andaluz al que su nomadismo lo ha convertido en cronista de una época: la suya. La nuestra.

Algunas de estas series llevan títulos como: “Cartografía del esplendor” donde joyas emblemáticas del lujo contrastan con escenas que traducen los efectos de conflictos o la devastación. Otras, como “Las conservas del Expolio” interviene marcas conserveras de pescado españolas y multinacionales, que comercian con productos que deberían respetar además de a las especies animales o vegetales, la universalidad en el reparto de los bienes, porque no es esta una cuestión de fronteras, ni de la que existe entre pobres y ricos, explotadores y explotados,...

Todo importa: exposición de Alonso Gil en el CICUS

Otro de los aspectos -aunque son muchos más- lo constituyen los homenajes que ALONSO GIL dedica a GOYA, a VELÁZQUEZ, a MUNCH –con su personal representación de un grito- o a DUCHAPS, con sus grandes formatos que traducen “el Gran Vidrio” sustituyéndolo por pantallas de ordenador rotas o las que traducen los efectos cegadores de la Tablet, en clara referencia autobiográfica y a la dependencia que estos utensilios crean en algunos sectores de la población. Líneas, manchas, composición, texturas, dentro de esas paradojas que tanto le agradan, como las de versionar, modificar, cambiar de estilo, de materias desde el papel a los tejidos, una nueva aventura dentro de su personal proceso de investigación.

Catálogos, libros, revistas y publicaciones, así como una muestra de las camisetas estampadas en la Sahara Libre Wear, la cooperativa que creó y sigue funcionando, completan las tantas veces anónima historia que forman como apunté antes la verdadera Historia. Con ella la de un gran viajero que no ha querido dejar la oportunidad de ser testigo y dejarnos para los que no tenemos ese ánimo testimonio a través de instalaciones, por medio del concepto de arte social o público o comunitario, donde los vídeos, los textos, los mensajes tienen una unidad de acción y una diversidad sinestésica en donde los modos de hacer están al servicio de la idea.

El flamenco, las cárceles, el chamanismo, ... los trabajadores y vendedores ambulantes, en definitiva “Todo Vale” en su interfaz de una realidad que a todos nos concierne.

Podría seguir con sus inventos de palabras, con las ideas evidentes manifestadas en cada uno de sus proyectos, en cada una de las obras expuestas, pero lo voy a dejar aquí, en la esperanza de sus nuevos proyectos, viajes al exterior y al interior que compartimos/somos.