Auna semana de las elecciones municipales, los candidatos a la Alcaldía continúan en plena carrera por hacerse con la vara de Sevilla, y también porque la misma Sevilla en la que pretenden gobernar les conozca. Estas elecciones municipales podrían ser unas de las más trascendentales de toda la historia por numerosas razones. Serán recordadas porque nunca antes habían coincidido con una polémica investidura que no permite que haya gobierno en Andalucía. Es probable que tengamos alcalde antes que presidente de la Junta. También pasará a la historia por ser las primeras en las que surgen otras voces más populares y que intentan implantar aires nuevos en política, pero que además en tiempo récord se han hecho con claras posibilidades de formar parte del equipo de gobierno de la ciudad, incluso con opciones de ser pieza clave para la gobernabilidad. Otro de los motivos por los que el 24M será recordado, y puede que hasta objeto de estudio, es porque entre los partidos que optan a la Alcaldía los hay que han apurado hasta el último momento, no solo para decir si se presentan o no, sino incluso para decidir a su alcaldable.
Siempre se ha considerado que las elecciones municipales son las más personalizadas. La gente vota a su alcalde, más que al partido. El tú a tú en los barrios, en las plazas, en las asociaciones... es lo más valorado, pero las encuestas y el día a día informativo nos dejan ver una luz diferente. Las municipales se están despersonalizando. Si antes se votaba a la persona, ahora el partido cobra relevancia, pero no solo por la ideología sino por la simpatía que los líderes nacionales están despertando. A nadie parece importarle quién se presenta por Participa Sevilla como alcaldesa –Susana Serrano es la menos conocida en Sevilla–, pero según las encuestas lograría tres concejales. Y es que los millones de seguidores de Pablo Iglesias, líder de Podemos y formación que alimenta los bríos de Participa Sevilla, se acercan a él votando a quien lo representa. Unos datos que merecen una reflexión.