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Actualizado: 03 ago 2018 / 23:45 h.
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  • El árbol como arma política

Hace años que el (mal) estado de la arboleda de Sevilla se ha convertido en un arma política. Pasó con Monteseirín, con Zoido y ahora también con Espadas. La muerte de un hombre, que ha estado más de dos meses ingresado en la UCI, tras la caída de la rama de un árbol mientras visitaba el Alcázar a mediados de mayo ha reavivado un debate que señala directamente al Ayuntamiento de Sevilla. En todo este rifirrafe político ha faltado transparencia y explicaciones por parte del gobierno municipal, que parapeta su decisión de la tala masiva de árboles en unos informes técnicos que la oposición tilda de escuetos e insuficientes. Así como un exceso de dramatismo por parte del resto de grupos. Más allá de la exigencia de un riguroso análisis sobre el estado de los árboles, cuya valía se sostenga con independencia de quién gobierna en Plaza Nueva, así como de la (buena) conservación de los mismos; lo urgente es la seguridad de los viandantes. Y si un árbol corre el riesgo de caerse, se tala y después siembra otro en su lugar. Sin mayores tragedias. Eso es un ejercicio de responsabilidad.