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Actualizado: 24 jun 2017 / 08:35 h.
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  • El PSOE ante su futuro más incierto

Como era de esperar, la indefinición política de Pedro Sánchez comienza a convertirse en un problema espeso y de difícil solución. Las decisiones que distorsionan posiciones adoptadas anteriormente y dejan en el aire una autonomía real del PSOE respecto a las presiones de Podemos, pueden convertirse en una nueva razón por la que la fractura en el seno del partido se haga más evidente, si es que eso es posible. Pensar que tras las primarias todos los problemas están resueltos en el PSOE es cosa de política ficción.

Esta vez, el problema es que el Tratado Económico y Comercial entre la UE y Canadá (CETA), que fue aprobado el pasado 15 de febrero en el Parlamento Europeo con el apoyo de los parlamentarios socialistas españoles y que contó con el apoyo del propio Sánchez en su anterior etapa al frente de la secretaría general del PSOE, se ha convertido en una auténtica montaña rusa. Se ha pasado del apoyo al rechazo; del rechazo a la abstención; y de la abstención a un ‘ya veremos el próximo lunes’. Todo esto sin debatirse, sin una mínima reflexión soportada por ideas consistentes, sin nada.

Pablo Iglesias no ha tardado en pedir a Sánchez que dé un paso al frente y no se quede a medio camino. Para la formación morada, el CETA debe ser rechazado e, incluso, impugnado ante el Tribunal Constitucional por antidemocrático y peligroso para los derechos humanos. Para Sánchez este acuerdo representó la posibilidad de establecer relaciones globalizadoras dentro del marco que ordena el estándar europeo y ahora, parece ser, ha dejado de serlo.

Habrá que esperar para saber si el PSOE, con Pedro Sánchez al frente, sigue siendo un partido con capacidad ideológica suficiente como para no ceder ante presiones de terceros, si el sentido de Estado es el referente en la secretaría general de la formación, si los bandazos ante la toma de decisiones ha sido una anécdota o será una constante. Porque cada movimiento lleno de torpeza realizado por Sánchez puede representar un retroceso sin solución en las urnas que permita el avance del populismo de Podemos. Y esa es una de las razones por las que apoyar el Tratado Económico y Comercial entre la UE y Canadá es más que razonable. Ante el proteccionismo de Trump y el avance de los populismos, la única alternativa es hacerse fuertes y llegar a acuerdos que impidan un mundo más accesible y libre.

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