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Actualizado: 19 oct 2017 / 06:40 h.
  • 25 años recuperando vidas
    Numerosas personas asistieron ayer a la celebración del 25 aniversario del Proyecto Hombre. / A.G.
  • 25 años recuperando vidas
    Familiares de exusuarios ofrecieron sus testimonios. / A.G.
  • 25 años recuperando vidas
    Usuarios del Proyecto Hombre, en la cocina del centro. / A.G.

El programa Proyecto Hombre nació en 1984 para dar respuesta al espectacular auge de las drogodependencias en nuestro país. Su primer centro se erigió en Madrid y actualmente engloba a 27 comunidades repartidas por toda España. Proyecto Hombre Sevilla surgió poco después de aquel pionero centro, en 1991, comenzando su andadura en una casa ubicaba en la denominada zona de Cruz de Marchenilla, en Alcalá de Guadaíra, y en la actualidad poseen una amplísima finca denominada Las Canteras, que ayer acogió la multitudinaria celebración por el 25 aniversario de la puesta en marcha de su comunidad terapéutica residencial.

Cabría destacar de entrada que, en estos años de trayectoria, más de 15.000 usuarios han pasado por las instalaciones de Proyecto Hombre Sevilla, manteniendo una media de asistencia a programas residenciales y ambulatorios de más de 400 usuarios diarios en los distintos dispositivos. En la actualidad, la institución cuenta con un total de 40 profesionales y más de 120 voluntarios centrados en el desarrollo de las distintas áreas asistenciales.

Para conmemorar tan importante efeméride para esta comunidad, Proyecto Hombre organizó en la tarde de ayer un emotivo acto con el que agradecer y ofrecer reconocimiento a las tantas personas implicadas en esta humanitaria iniciativa, muchas de las cuales se dieron cita en el patio de Las Canteras. Las casas de Proyecto Hombre, dijo Francisco Herrera –fundador de Proyecto Hombre Sevilla, director general hasta este mismo año y uno de los primeros en intervenir durante el acto– «son un lugar de encuentro donde uno pone un poquito de sí y se lleva mucho de los demás». Lo que abrió entonces un gran aplauso en un patio abarrotado de antiguos usuarios y hoy día con alta terapéutica, pero también familiares, voluntarios y profesionales de la casa, que vivieron durante toda la tarde un bonito reencuentro.

Tras el antiguo director, tomó la palabra Antonio Fragero, patrono de la institución, quien además de alabar a los que considera los tres pilares fundamentales, «el personal, los voluntarios, y el seguimiento de las familias», quiso añadir un cuarto pilar «igualmente imprescindible, como son las personas y empresas que desinteresadamente aportan recursos económicos y en especie para que esta comunidad terapéutica funcione». Tras ello, Fragero hizo una breve lectura de muchos de los colaboradores y se brindó un agradecido aplauso.

Fue justo después cuando tuvo lugar uno de los testimonios más emotivos del acto, de mano del antiguo usuario Andrés Ruiz, de mediana edad y natural de Jaén, quien ejemplificó con su historia el paso desde el que una persona toca fondo hasta recibir el alta terapéutica. «Yo entré aquí con una mano delante y otra detrás», resumió Ruiz, quien no pudo evitar detenerse por la emoción y dejar caer una lágrima ante el aplauso de los asistentes, «y aquí aprendí que hay una familia que te va a ayudar, pero tienes que dejarte. Ahora tengo una mujer y un niño lindísimo». Igual de emocionante fue el testimonio de Rocío, mujer de un antiguo usuario, quien a través de una carta que leyó al público, describió en primera persona cómo es el papel y los sentimientos de la esposa de un adicto.

Todavía hubo tiempo para que Marisa, voluntaria de Proyecto Hombre Sevilla, también tomara la palabra y explicase la importante labor del voluntariado en esta comunidad. Siempre se piensa, explicó Marisa, «que el voluntario es una persona que viene a ofrecer, a dar, y es verdad, pero también es mucho lo que se recibe. Nadie se puede imaginar lo mucho que he aprendido tratando a tantas personas maravillosas que me han dado tanto».

Tras esta intervención, se dio paso a la entrega de un reconocimiento a diversas personas vinculadas a la comunidad, desde trabajadores, voluntarios y colaboradores, y asimismo se siguieron ofreciendo testimonios y emotivas vivencias de estos 25 años.

Para cerrar la primera parte de los actos, se procedió a la plantación de dos árboles, una encina extremeña y un palmito canario, ubicados a la entrada de Las Canteras, en honor y homenaje de dos personas fallecidas y muy vinculadas a la comunidad como José Lucas y José Luis Durán. Además, se ofrecieron testimonios de familiares y amigos, como el del propio Francisco Herrera, y una antigua amiga que leyó un poema. Tras ello, se procedió a degustar comida preparada por los propios usuarios de la comunidad a las más de 200 personas congregadas, mientras el grupo Los Centellas amenizaba con una actuación musical.