Las obras para el desdoble de la N-IV entre Dos Hermanas y Los Palacios y Villafranca llevan tan buen ritmo desde el pasado otoño que ya nadie ha vuelto a quejarse, ni siquiera el alcalde palaciego, Juan Manuel Valle (IU), que ayer celebraba incluso la apertura a la circulación de un «tramo importante para posibilitar el avance de los trabajos sobre el trazado actual», aún con doble sentido por el devenir de las obras del desdoble, donde se ha venido trabajando intensamente las últimas semanas en la colocación de elementos de seguridad y pintado. El proyecto, desde luego, ya tiene visos de terminarse.
Y aunque el retraso es ya un hecho, el interés se centra ahora en cuánto le queda a una obra que comenzó hace algo más de tres años, el 6 de junio de 2016, cuando cinco excavadoras, tres camiones y dos tractores comenzaron los primeros movimientos de tierra en el kilómetro 563, después de más de una década de movilizaciones, promesas y presupuestos abortados y de que el Gobierno del PP adjudicase en 2015 los trabajos para el desdoble de esos 8,3 kilómetros por 43,6 millones de euros a la Unión Temporal de Empresas (UTE) Acciona Infraestructuras SA-Levantina Ingeniería y Construcción SL.
Desde entonces, ha habido de todo: cambios de gobierno, reajustes en el proyecto, vanas promesas de levantar el peaje de la AP-4, parones en la obra de hasta casi un año, reuniones informativas con los alcaldes de los municipios implicados y, por supuesto, más víctimas mortales que se suman al centenar cada vez más largo que se contabiliza en lo que va de siglo.
Mañana precisamente se cumple un año de la última gran movilización popular en Los Palacios y Villafranca para reclamar el fin de las obras y/o el levantamiento de la autopista de pago AP-4, como ha hecho el Gobierno en otras comunidades autónomas y como el regidor palaciego ha recordado una y otra vez que prometiera el actual presidente de la Junta, Juanma Moreno (PP), en la campaña previa para convertirse en presidente andaluz. Al final, el nuevo gobierno autonómico consideró exactamente lo mismo que habían considerado los socialistas durante sus décadas de mandato: que, para el tiempo que quedaba de peaje, no merecía la pena asumir el gasto millonario de levantarlo. El compromiso del fin del peaje sigue teniendo la misma fecha: esta próxima Nochevieja.