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Actualizado: 13 feb 2020 / 04:00 h.
  • Clases entre ratas, grietas en las paredes y un techo apuntalado

Los alumnos de enseñanza adulta que acuden al colegio Diamantino García Acosta, de Alcalá de Guadaíra, se encuentran con unas instalaciones viejas, con suelos irregulares, paredes agrietadas, ventanas de madera desencajadas, persianas rotas, techos agrietados con goteras, aires acondicionados rotos, un salón de actos apuntalado, heces de perros en una de las salidas y ratas en los despachos.

La voz la alza Inmaculada Malasaña, Jefa de Estudios del centro, y explica que «yo he llegado al centro este año, y no esperaba todo lo que iba a aprender de los alumnos y el amor tan inmenso que iba a recibir. Es por ellos, que después de seis meses me decido a denunciar esta situación».

Clases entre ratas, grietas en las paredes y un techo apuntalado

Malasaña cuenta que «desde que llegué a este centro en Septiembre, con el inicio de curso, me encontré con un centro viejo y en condiciones pésimas de habitabilidad: suelos irregulares, paredes agrietadas, ventanas de madera desencajadas, persianas rotas, techos agrietados por los que se cuela el agua, baños sin tapas, aires acondicionados de frío-calor que no funcionan, puertas de acceso de hierro desvencijadas y con cerraduras oxidadas. Una entrada al centro con albero que al llover se convierte en charcos insalvables (sobre todo para algunos alumnos que llegan con andadores), acceso por la puerta trasera sin luz. Un acceso que está lleno de heces de perros que nadie recoge».

Clases entre ratas, grietas en las paredes y un techo apuntalado

A todas estas condiciones se le suma lo que ocurrió hace dos meses, antes de Navidad «vinieron a apuntalar el techo del salón de actos porque se iba a caer». El techo, a día de hoy, sigue apuntalado.

El remate ha sido lo que está ocurriendo estas últimas semanas: las ratas han hecho acto de presencia. «Hace unos días, cazamos uno en el despacho de la jefatura de estudios».

Esta situación ha sido denunciada multitud de veces por la dirección del centro, que ha presentado «escrito tras escrito. Ya hemos perdido la cuenta y sólo recibimos de vez en cuando una llamada en la que nos contestan ‘ya iremos’ o ‘no nos corresponde a nosotros, le corresponde a la consejería de Educación’. Es un ir y venir continuo. Parece que esperan que nos cansemos».

Los que no se cansan son los alumnos de este centro que, a pesar de las deficiencias en las instalaciones, no pierden un ápice de ilusión para seguir formándose.