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Actualizado: 19 jun 2022 / 12:36 h.
  • Corpus de Los Palacios: el renacer de las hermandades

La procesión del Corpus Christi de este domingo electoral en Los Palacios y Villafranca ha tenido lo de siempre: su misa previa en la parroquia de Santa María la Blanca, los cientos de niños de Primera Comunión en el desorden vitalísimo de sus diez años, sus compañeras vestidas de blanco y arrojando pétalos, el significado invisible del Cuerpo de un Cristo que ya ha pasado por la Resurrección y hasta por la venida del Espíritu Santo aquí convertido en Blanca Paloma... Sin embargo, lo más novedoso apenas cabe en una foto ni en una procesión del último día de primavera.

Ha sido un cofrade muerto solamente a esta vida terrena, Antonio Manuel Maestre Moreno, quien ha obrado el milagro. El palaciego sufrió un desvanecimiento repentino el pasado viernes, mientras descargaba un camión con los enseres y vallas necesarios para el altar que su hermandad, la de la Vera Cruz y María Santísima de los Remedios, iba a colocar, como todos los años, en la Plaza de España para la procesión de hoy. Se da la circunstancia de que él mismo formaba parte de la junta de gobierno saliente precisamente la tarde en que toda la corporación estaba convocada a la votación de una nueva junta, a cuyas elecciones se presentaban dos candidaturas, la de Fernando Rincón y la de Nieves Genicio y que ha terminado ganando el primero por 506 votos a 200. La urna electoral se situó en un colegio de adultos que estaba a solo unos pasos de donde ocurrió el accidente, es decir, a pocos metros de la propia capilla de la Hermandad del barrio del Furraque. Sin embargo, ninguno de quienes asistieron de cerca o de lejos a la caída de Antonio Manuel sospechó que iba a ser tan grave. Pero a la mañana siguiente murió, dejando esposa y dos hijos adolescentes. El funeral será esta tarde, a las 17.30 horas, en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús.

Los responsables de la cofradía no tenían ayer tarde ánimos ni para montar el altar del Corpus en la plaza ni para convocar a la cuadrilla de costaleros para uno de los pasos del cortejo, el de San Sebastián, precisamente el patrón del pueblo, al que se adora en la capilla del Furraque. Y entonces se les ocurrió la idea a los nuevos responsables de la Hermandad del Gran Poder y María Santísima de la Soledad: ceder su altar en la misma puerta de su capilla, la de la Aurora, para colocar en él a San Sebastián. Dicho y hecho. Los hermanos de la Vera Cruz llevaron al Santo Patrón a la hermandad de la Aurora y esta hizo presidir su altar por el santo venido desde el Furraque, que al fin y al cabo es el Patrón de todos los palaciegos. Sobre sendos panes sagrados, una medalla de cada hermandad, verdaderamente hermanadas. También las otras hermandades locales han dedicado algún detalle, como un crespón negro, a Antonio Manuel, cuya memoria quedará ligada para siempre al descubrimiento de las Hermandades de su pueblo de qué significa realmente su nombre.