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Actualizado: 28 oct 2016 / 12:54 h.
  • Cuando el riego llega tarde
    Francisco Manuel y Carmen se elevan sobre un banco para la recogida de la aceituna de verdeo. / M.M.
  • Cuando el riego llega tarde
    Francisco lleva más de 40 años en el tajo. / M.M.

El verdeo es uno de los factores económicos más importantes de la provincia de Sevilla. Casi finalizada la campaña, en Arahal –el principal productor de la aceituna de mesa– esta actividad se transmite de generación a generación forjando la personalidad de los hombres y mujeres arahalenses. Era al inicio del mes de septiembre cuando arrancaba una nueva campaña marcada por unas previsiones que ya indicaban que sería más corta, debido a la vecería y al agostamiento que ha sufrido el fruto, por las altas temperaturas y la pluviometría adversa. La falta de precio en los años anteriores también ha influido en los olivos porque se han dejado de realizar algunas labores agrícolas.

Es a las luces del alba cuando comienza la actividad donde ni una sola calle queda libre del paso de los tractores rumbo al tajo. El bar La última peseta o La parada son lugares emblemáticos de Arahal donde la cuadrilla espera antes de iniciar una dura mañana. A esa misma hora comienza la actividad Antonio Rodríguez en su explotación familiar de unas 20 hectáreas de olivos. Como todos los agricultores, a finales de verano, un gusanillo recorre su cuerpo cuando se va acercando el verdeo. Sabe que la climatología tiene la última palabra, ya que si no llueve antes del 15 de septiembre la cosecha será mucho menor tanto en secano como en regadío. Sin embargo, a finales de agosto comienza a preparar el tractor, repasar los bancos y buscar la cuadrilla. Es entonces, con todo preparado y el fruto maduro, cuando comienza la recolección «verdeando olivo a olivo mimando el fruto uno a uno».

La recolección ha comenzado este año más tarde debido a que la aceituna estaba atrasada por la demora de la floración. No obstante, todavía queda un 10 por ciento en el campo «porque hay fiebre de manzanilla», en torno a unos ocho o diez días de campaña a los que las últimas lluvias han llegado como agua de mayo. Sin embargo, todos los agricultores coinciden en que era «necesario que hubiese llovido antes para que el fruto se hubiese refrescado».

En eso coincide Francisco quien con «más de 40 años en el tajo» conoce sus tierras como sus propias manos. La falta de agua le ha hecho dejar muchas aceitunas para molino en el propio olivo.

La cosecha de este año no ofrece buenos datos. La producción está siendo media-baja y las estimaciones prevén que este año se pueda recoger en torno a 35.000 toneladas, un 50 por ciento menos que el año pasado. En esta zona de la Campiña sevillana hay 7.500 hectáreas de aceituna de mesa, de las que el 80 por ciento son de la variedad manzanilla y el 20 por ciento de gordal.

A pesar de estas buenas previsiones, algunos empresarios no dudan en calificar a la aceituna de mesa como un sector constantemente en crisis debido al poco cambio generacional del sector. Francisco Manuel Fernández es la excepción que confirma la regla. Con 13 años comenzó a verdear con su familia y quedó «prendado de los olivares». Desde entonces han pasado 23 años sin que falte a una campaña del verdeo con su banco y el macaco.

Es perito agrícola pero reconoce que disfruta más «en el campo que delante de un ordenador». Sin embargo sabe que hay que «mamarlo desde pequeño para que te guste». Ya ha finalizado el verdeo en las ocho hectáreas y ahora está recogiendo algunas aceituna que destina a molino. Durante este tiempo da trabajo a tres personas que llevan con él toda la vida. Carmen lo ayuda a mover el banco y reconoce que esta tarea «no es dura pero hemos pasado mucha calor».

Desde hace algunos meses Fernández también es representante de COAG en Arahal. Su objetivo es que se le dé a la aceituna «el valor real y así se generaría muchos puestos de trabajo. No se puede especular con ellas ya que en el supermercado siempre vale lo mismo y a los agricultores este año la gordal se paga a 0,60 porque hay mucho stock».

Del campo se pasa a inmediatamente la entamadora donde comienza el tratamiento para quitarle el amargor. Un proceso también esencial de cuya rapidez depende la presencia final del producto.

Los agricultores esperan que la codiciada Indicación Geográfica Protegida (IGP) de la manzanilla y gordal sevillanas favorezca la apuesta por la calidad de una aceituna por la que Arahal es conocida a nivel mundial.