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Actualizado: 21 sep 2015 / 16:11 h.
  • Tasio Oliver, alcalde de Castilleja de Guzmán, posa en la entrada al Ayuntamiento. / H.P.
    Tasio Oliver, alcalde de Castilleja de Guzmán, posa en la entrada al Ayuntamiento. / H.P.

Tasio Oliver encabezó la lista de IU en Castilleja de Guzmán, «aunque no quería», después de ocho años en la oposición. Pero fue la asamblea de su partido la que le instó a ponerse al frente de un Consistorio del que quiere cambiar muchas cosas.

—¿Cómo valora los primeros meses al frente del gobierno municipal?

—La realidad es que nos hemos encontrado el Ayuntamiento peor de lo que esperábamos. La deuda total, sumando operaciones de tesorería y las deudas judiciales contraídas por el anterior equipo de gobierno, asciende a más de dos millones de euros, así que la situación es verdaderamente dramática. Aun así, tenemos una batería de ideas y de proyectos que esperamos sacar adelante.

—¿A qué ideas se refiere? ¿Qué objetivos se han marcado para la legislatura?

—Las líneas rojas que queremos afrontar a medio y largo plazo son claras: una revisión del PGOU participada por la ciudadanía, abrir el espacio de gobierno al resto de fuerzas políticas, poner en orden las cuentas y reivindicar la construcción del nuevo centro de salud, porque en la actualidad el consultorio está en un estado lamentable y, aunque no es nuestra competencia, haremos presión a la Junta para que dé luz verde al nuevo edificio.

—¿Podrá hacerlo gobernando con solo tres concejales?

—Para llegar hasta aquí nos han votado siete de los 11 concejales –tres de IU, dos del PP y dos de Vecinos por Guzmán–, que es la mayoría más amplia después de que Carmelo –el anterior alcalde del PSOE– gobernase con ocho una vez. En ese sentido, en los objetivos que nos hemos propuesto contamos con el apoyo y el consenso de las dos fuerzas que nos votaron, e incluso vamos a abrir el espacio de gobierno. Por ejemplo, Vecinos por Guzmán va a presidir una comisión informativa de medio ambiente, participación y nueva administración, además de representarnos en el Consorcio Metropolitano de Transportes. Con el PP aún tenemos que sentarnos para ver qué pueden asumir, y con el PSOE en última instancia haremos lo mismo. La idea es lograr acuerdos puntuales en lo que sea bueno para el pueblo.

—Pero, ¿cómo justificar ante el electorado las ‘coincidencias’ de IU con el PP?

—Por el bien común. Hay circunstancias o momentos que explican que muchos se pongan de acuerdo y que van más allá de las siglas. De todas formas, nos someteremos a una cuestión de confianza al año y medio, vinculándola a los presupuestos de 2017 y que sea lo que tenga que ser.

—Y sus vecinos, ¿qué necesidades le transmiten?

—Por un lado, hemos notado cierto alivio en ellos así como alegría, porque han notado el cambio de tercio en el trato, el talante y la apertura del Ayuntamiento, que antes estaba de espaldas al pueblo. Además les preocupa el empleo, como en todos sitios, y también la imagen del pueblo, en concreto, la limpieza de sus calles. Por eso vamos a poner en marcha un plan de actuación sobre parques, jardines y viarios para que los vecinos puedan saber cuándo los operarios pasarán por su calle a limpiar, porque aunque parezca mentira, aquí eso no existía antes.

—La escuela de hostelería, ¿en qué punto está?

—Vamos a cumplir la legalidad, no hay otra. Estamos pendientes de perfilar un plan de actuación para definir qué hay que derribar, porque la piscina se había construido antes. Pero el perjuicio que este asunto ha causado a la población es la demostración de una gestión absolutamente negligente. Y la pena es que la ley no nos permite responsabilizar penalmente a quien de manera inconsciente ha llevado adelante una historia como esta. Nosotros no apostamos por el modelo del pelotazo urbanístico.

—¿Hay alguna alternativa?

—Por supuesto. Me gustaría intentar dejar al final de la legislatura la senda de un nuevo modelo productivo vinculado al entorno privilegiado que tenemos, y a un ocio de calidad, cultural, patrimonial, paisajístico y deportivo que permita, sin tener que vender nuestro alma al diablo del ladrillo, que haya actividad económica. Porque Castilleja de Guzmán es una joya sin explotar. ~