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Actualizado: 23 ene 2022 / 18:35 h.
  • San Sebastián rompe en Los Palacios la sequía cofrade después de dos años de pandemia

El Patrón de Los Palacios y Villafranca, San Sebastián, que ya lo era solamente de Villafranca de la Marisma antes de que aquellos dos pueblos se unieran en 1836, ha roto esta mañana la sequía cofrade en este municipio del Bajo Guadalquivir después de casi dos años sin procesiones por culpa de la Covid-19. La jornada comenzó con una función solemne en la parroquia de Santa María la Blanca en honor al Santo, que había sido trasladado allí desde la capilla que lleva su nombre previamente. La homilía corrió a cargo del párroco y director espiritual de la Hermandad de la Vera Cruz, María Santísima de los Remedios y Nuestro Padre Jesús Cautivo, Diego Pérez Ojeda. Una hora después, la comitiva –que ha incluido a buena parte de la corporación municipal- acompañó el paso del Santo, dirigido por los hermanos Rialora (Javier y David Brenes) por las calles del centro de la localidad, en busca del barrio del Furraque. La música la ha puesto la banda de cornetas y tambores del Santísimo Cristo de la Vera Cruz. Los costaleros se hicieron un test de antígenos por la mañana.

San Sebastián rompe en Los Palacios la sequía cofrade después de dos años de pandemia

Los palaciegos han disfrutado de su patrón con una novedad añadida, o más bien una recuperación de la Hermandad después de haber revisado fotografías de hace bastante más de medio siglo. En ellas aparecía San Sebastián con una banda de color rojo en alusión a su condición de soldado romano del siglo III. Por otro lado, también se han recuperado las cuerdas con que el santo fue atado al árbol para el martirio.

La talla palaciega, anónima del siglo XVII, es una de tantas representaciones como el arte ha creado de aquel soldado romano del siglo tercero que abrazó el cristianismo sin que el emperador lo supiera y que fue nombrado jefe de la guardia pretoriana imperial. Cuando fue obligado a elegir entre su puesto y su religión, se decidió por Jesucristo, por lo que fue condenado y sus propios compañeros lo ataron a una columna y lanzaron sobre él una lluvia de flechas. Sebastián sobrevivió, sin embargo, y se presentó ante el emperador para abogar por los primeros cristianos, y fue entonces cuando murió de verdad a base de latigazos.