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Actualizado: 14 ene 2023 / 11:42 h.
  • «Siempre me he inclinado por lo clásico, pero disfruto con una seguiriya»

A sus 80 años, este palaciego que ya era predilecto aunque ahora el Ayuntamiento lo vaya a nombrar con mayúsculas y de modo oficial, fue uno de esos jóvenes maestros que pudo ejercer más de medio siglo su profesión, entre cuyo alumnado encontró también el resquicio de su vocación musical. De aquellos coros escolares surgieron otros más profesionales, hasta que en el año 2001 se conformó esa Escolanía de Los Palacios reclamada hoy casi a diario por elegantes eventos de toda España. Lector apasionado y compulsivo, Enrique sigue llevando las riendas de una de las instituciones culturales más importantes de su pueblo, que ya tiene una historia que contar.

- ¿Se esperaba este nombramiento como Hijo Predilecto?

- No, no me lo esperaba porque, además, hace dos años me llamó el alcalde diciéndome que me iban a poner una calle, así que esperaba más una calle que este nombramiento.

- ¿Y lo de la calle ha quedado en suspenso?

-No lo sé. La calle era una de la nueva barriada que está junto al IES Romero Murube, que al parecer pensaron en rotular con nombres de músicos en torno a una Plaza de la Música, pero no sé en qué ha quedado todo aquello.

-Hablando de música, le han nombrado Hijo Predilecto de Los Palacios y Villafranca junto a cuatro vecinos más relacionados con la música: el director de la banda Fernando Guerrero Manuel Tresloreslo, a título póstumo; y los cantaores flamencos Itoly, Juanito el Distinguido y Nene Escalera. ¿Es usted también muy flamenco?

- Debería serlo, porque mi segundo apellido es Pavón, y fíjate desde La Niña de los Peines cuántos Pavones ha dado el flamenco, y hasta puede que mi bisabuelo por parte de madre fuera gitano... Mi abuelo materno era herrero, con una fragua. Y me gusta, ¿eh? Disfruto con una petenera y una seguiriya... Lo que pasa es que yo, a la hora de elegir qué escuchar, he preferido siempre irme a lo clásico.

-Y ese oído suyo, tan educado en lo clásico, no le viene de ahora...

-No, no, desde luego... Desde pequeño, yo escuchaba ya en mi casa a mi hermana Conchita, a la que le encantaba la zarzuela, y cantaba mientras bordaba. Y por ahí empecé a aficionarme a la zarzuela, pero es que de ahí se pasa indefectiblemente a la ópera. Hoy en día, mis pasiones son la ópera y Juan Sebastián Bach, que es lo máximo.

- ¿Y esa afición nació en usted muy pequeño o ya de adulto?

- Desde los 13 o 14 años escuchaba... Pero me llegué a interesar en serio ya de adulto, con 18 o 19 años... Nunca podré olvidar mi primera ópera, en un festival de verano en Sevilla, en el Patio de la Montería del Alcázar, con Alfredo Kraus... ¡Estoy hablando de hace más de 60 años!

- ¿Ya con esa edad era usted maestro de escuela?

-Yo había estudiado el Bachillerato por libre, con mi hermano Manolo. Iba simplemente a Sevilla a examinarme. Luego el Magisterio también lo estudié por libre y terminé con 19 años. Con 20 hice las oposiciones. Y me he llevado más de 50 años de maestro. Realmente, empecé con 19 años como maestro idóneo, como se le llamaba al estudiante de Magisterio que sustituía a un maestro. Luego, ya cuando ya aprobé, me destinaron a la campaña de alfabetización de adultos, y aquí en Los Palacios.

«Siempre me he inclinado por lo clásico, pero disfruto con una seguiriya»

-Y luego en los colegios. Maestro de Música, de Sociales, ¿y de qué más?

-Después de cinco o seis años con aquello de los adultos, pasé al colegio María Auxiliadora. No sé si por suerte o por desgracia, pero siempre he sido maestro en mi pueblo. En el María Auxiliadora resucité yo cosas que se habían ido terminando, como el Día del Colegio, certámenes literarios y de dibujo, el periódico escolar, y los teatros del Día de la Patrona... Y, por supuesto, coros. Siempre he tenido un coro, aunque la única pretensión era cantar dentro del colegio. Luego, cuando me fui al CEIP Juan Hidalgo, seguí igual. Y finalmente pasé los últimos años en Secundaria, en el IES Marismas. Al principio impartía de todo, pero luego me especialicé en Sociales y también en Música... Hice muchísimos cursillos de Música, aquí en Sevilla, en Madrid...

-La Educación ha cambiado mucho...

-Te puedo decir que, de los 50 años que me he llevado de maestro, he sido feliz 45. Luego, cuando vi el plan del alumnado de 14 o 15 años en el instituto, el plan de los padres, que ya no colaboraban como antes, y aquellos claustros de tres horas en los que no se hablaba de nada útil... ¡Uf! Y luego los inspectores, que solo venían a ver si tenías los papeles, pero no se preocupaban en absoluto de si los niños aprendían o no...

-Usted viene de una familia muy conocida aquí en Los Palacios, que son los Cabello, en buena medida muy vinculada a la Cultura.

-Mi padre fue Manuel Cabello, panadero en la calle Real, donde había dos panaderías más: la de los Begines y la de Eladia. Mi padre tenía, además, una biblioteca con más de 2.000 volúmenes en aquella época. Y eso que solo fue un año a la escuela. Era de Dos Hermanas, pero venía a Los Palacios en caballo para vender el pan, y así fue como conoció a mi madre, que por cierto también era una muy aficionada a la poesía, tal vez por influencia de mi padre... Yo siempre recuerdo, cuando iba a mi casa ya de casado, ver a mi padre con un atril de madera para colocar su libro...

-Era un padre atípico en aquellos años, ¿no?

- ¡Claro! ¡No era raro Cabello! Lo decía la gente. Era de los raros del pueblo: el padre, todo el día leyendo, y la hija, cantando, o chillando, como decían aquí. ¡Ya está chillando la de Cabello!, decían los vecinos... Éramos diez hermanos: cuatro hembras y seis varones.

-Hoy se oye el nombre de Enrique Cabello y se relaciona inmediatamente con la Escolanía de Los Palacios, pero antes hubo una coral, ¿no?

- Sí, Coral Amanecer se llamaba. Yo es que empecé con coros escolares, desde siempre, pero a la vez se hicieron coros parroquiales, para las misas y demás. En 1980 teníamos la coral Amanecer, que era un coro polifónico con mayores y menores, y con ellos hacíamos muchos conciertos, sobre todo en Navidad, con la Caja San Fernando entonces, y El Monte de Piedad... Y llegamos a cantar en Televisión Española, aunque aquel capítulo tuvo su historia... Yo les escribí para ofrecer que nuestro coro cantara y nos pudiesen grabar en una misa de domingo, y nos contestaron que sí. Pero teníamos que contar con la aprobación del cura, claro, porque iban a grabarnos en la misa de la parroquia. Así que fui a hablar con el cura. Y me llevé el palo más grande de mi vida. Aquel señor me contestó: “La iglesia no está para que un coro se luzca”. Luego fui al otro párroco y me dijo lo mismo. Y entonces me fui a la parroquia de Santiago de Utrera y hablé con don Manuel, que era muy especial, pero estuvo dispuesto... Escribió la carta a Televisión Española en febrero, y le dijeron que grabarían en enero del año siguiente... Así que, entretanto, dio tiempo hasta para que un coro de Utrera pidiera que fueran ellos los que cantaran. Al final actuamos los dos, en dos ocasiones distintas, claro. Cantar en Televisión Española era lo máximo entonces.

- ¿Y cuándo se funda realmente la Escolanía de Los Palacios como tal?

-En 1998, Cajasur financió la ópera Turandot, de Puccini, en el teatro de la Maestranza, y nos llamaron porque les hacía falta un coro de niños. Eso me lo dijeron a primeros de noviembre, y la ópera iba a ser quince o veinte días después... La situación me cogió prácticamente sin niños entonces, y me fui a buscarlos al Convento [colegio concertado Las Nieves]. Los preparé en tiempo récord, imagínate. En aquella época fuimos a Córdoba, a una nave enorme en la que cabían mil personas, y estuvo allí hasta el ministro Pimentel. Recuerdo que, en aquel concierto, donde estaba yo dirigiendo al coro interno de la ópera, estaba junto a mí el director de producción de la Maestranza, y me dijo que se iba muy contento porque ya sabía a qué coro debía llamar cuando hiciera falta en el teatro Maestranza. Y aquello me animó. La primera actuación de la Escolanía fue en el año 2001.

«Siempre me he inclinado por lo clásico, pero disfruto con una seguiriya»

-De vez en cuando fueron surgiendo voces espectaculares...

-Claro, recuerdo el oído casi absoluto de aquel Germán León, por ejemplo, mucho antes de que surgiera nuestro Raúl Parejo... Ha habido varias voces maravillosas en estos años.

-Tal vez, sin Escolanía de Los Palacios, el Ayuntamiento no se hubiera acordado de Enrique Cabello para nombrarlo Hijo Predilecto, ¿no?

-Claro, aunque hace casi treinta años o así, el Ateneo de Los Palacios -que ya no existe, y del que yo fui directivo- me propuso para darme el Racimo de Oro, pero tenía que ser por unanimidad y faltó un voto, al parecer... Con los años, he comprendido que no hubiera sido oportuno aquel galardón porque fue precisamente el año en el que se iba a disolver la coral Amanecer, aunque aquel premio yo no lo hubiera querido para mí, sino para mi madre, para darle aquel gusto a ella...

Solo en este instante se le humedecen los ojos a Enrique. Se acuerda de su madre, que se corporeiza en el fondo de sus propias lágrimas, de su propia nostalgia dolorida...

-Al margen de usted mismo, han contribuido más palaciegos al éxito de la Escolanía, ¿no?

-Claro. A Juan Manuel Busto lo llamé en 2007 para que me ayudara. Juanma es un fuera de serie. Juanma coge un coro y hace virguerías con él, como ha demostrado ya en todo el mundo.

-Hoy la Escolanía es una institución consolidada en la que no faltan voces blancas, ¿no?

-Hemos llegado a tener más de 90 niños. Normalmente, cuando vamos a una boda o a un concierto, llevamos 25 o 30... No suele haber espacio para mucho más... Ahora mismo contamos con 76 niños, entre los que los hay de matrícula de honor, de sobresaliente o de notable. Ayer, sin ir más lejos, actuamos en la Catedral de Sevilla, y escogí a los 14 de matrícula, claro, y fue un gustazo, claro. Luego están los más pequeños, con seis o siete años, que no pueden ni con la carpeta, pero que son el futuro.

-Es un sacrificio para los chavales...

-Claro, y ahora cuando vaya llegando mayo, que es cuando más actuaciones tenemos, es cuando más exámenes tienen. Pero afortunadamente son buenos estudiantes y nos vamos dividiendo según las actuaciones. Este año ya tenemos previstas más de cien... Al principio, tenían su premio, que era un viaje cuando llegaba el verano. Los pequeños iban a un parque de atracciones y los mayores, a un viaje cultural por Europa. Pero como no todos actuaban las mismas veces, ya se emplea otros métodos de reconocimiento, más individualizados.

-La Escolanía es una institución cultural no solo por aquí. La conocen en toda España...

-Desde luego. Aquí se ha hecho muchas veces imprescindible en la Catedral y en la Iglesia de Sevilla. El cardenal Amigo Vallejo los llamaba “mis niños del Coro”. En la época de Chaves como presidente de la Junta, estaban todos los políticos encantados. Zoido y su mujer estaban encantados también desde que cantamos en la boda de su hija... La mayoría de las actuaciones, más allá de Sevilla, las tenemos en Córdoba y Jerez de la Frontera, pero no paramos por Extremadura tampoco. Vamos mucho por Madrid, y hemos estado en Valencia, Palencia, San Sebastián...

-El futuro de la Escolanía no depende solo de Enrique Cabello...

-La tengo en manos de varias personas importantísimas ya, desde Aurora Galán a Paloma Pérez Busto (que es la única voz que queda desde 2001), Pilar Expósito (a la sazón directora de la Escuela Municipal de Música), mi hija Lina... que están muy volcadas con la Escolanía. Juanma Busto viene siempre que yo lo llamo, pero le cuesta porque está ya en otro nivel.