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Actualizado: 06 feb 2017 / 09:29 h.
  • El tráfico siempre ha sido un problema en el semáforo de Espartinas. / Juanma Rodríguez
    El tráfico siempre ha sido un problema en el semáforo de Espartinas. / Juanma Rodríguez

Para María José Limón, una joven espartinera de adopción, el concepto de metropolitano «no se cumple para nada» en su localidad de residencia. «Yo toda mi vida la hago en Sevilla, trabajo y salgo en la capital, pero lo peor de todo es que no puedo desplazarme en transporte público porque las conexiones dejan mucho que desear», se queja, y pone de ejemplo a Gines, municipio colindante que «está mucho mejor comunicado». No solo en la frecuencia de paso de los autobuses, sino también en la salida directa hacia la A-49, un problema que los vecinos de Espartinas llevan sufriendo demasiado tiempo.

Ahora la cuestión se agrava con la carretera ya finalizada y a falta solo de pequeños flecos que permitan ponerla en funcionamiento. «Hasta Sanlúcar la Mayor, que está más lejos de Sevilla, tiene su propia salida y llegas a la capital en un momento», afirma María José, que cuando no quiere depender tanto del coche para bajar a Sevilla, lo que hace es conducir hasta Mairena del Aljarafe y allí pillar el Metro, cuya llegada hasta Espartinas «no es ni siquiera un sueño».

Además, sostiene que el concepto de ciudad dormitorio está tan arraigado en el municipio que, más allá del núcleo urbano en el que los vecinos «sí hacen más vida de pueblo», las urbanizaciones que han ido edificándose a su alrededor apenas interactúan entre ellas: «Con decirte que el gimnasio al que voy está en Umbrete...».

José Manuel Fernández nació en el sevillano barrio de la Oliva, pero al casarse se mudó a Camas: «Al ser de Sevilla capital y venir a vivir a un pueblo podría parecer que tu vida cambiaría, pero lo cierto es que en el día a día no varía mucho». Porque a su juicio, la localidad camera se adapta mucho a lo que es una ciudad dormitorio y por eso, después de casi 15 años residiendo en ella, «no la cambiaría», a pesar de que para trabajar sí tiene que desplazarse hasta la capital hispalense.

Y aunque los tiene muy a mano, no suele utilizar los transportes públicos salvo en ocasiones contadas como Semana Santa. Entre las causas, José Manuel asegura que «ha empeorado la espera para cogerlos. Antes Camas tenía autobuses propios, pero ya son comunes a Santiponce, Valencina o Albaida», lo que en su opinión es un inconveniente. En cuanto al Metro, ni siquiera ha tenido la oportunidad de cogerlo aún: «La parada que tenemos más cerca es la de San Juan, y para llegar allí tendría que desplazarme en coche, y teniendo en cuenta que así tardo cinco minutos en llegar al centro de Sevilla...», lamenta al tiempo que dice que sería un acierto que el Metro llegara hasta su municipio. De la misma forma, en Camas tiene prácticamente todos los servicios que se necesitan, como «centro de salud, comercios, cines, buenos bares... Camas, de hecho, parece que tiene menos concepto y apariencias de pueblo que otros como Santiponce o Castilleja, que están muy cerca y son más pueblos pueblos», concluye.