La revista Kranion publica en su última edición el artículo Arte flamenco y neurociencia: A la búsqueda del duende, firmado por los neurólogos andaluces Cristóbal Carnero Pardo y Jesús Romero Imbroda. Donde tratan de describir el origen neurológico del duende, que Federico García Lorca definió como ese «encanto misterioso e inefable» que, sin ser específico del flamenco, sí es muy característico de este.
Concluyen los autores de este artículo, que se presentó en la Gala de los Premios Institucionales de la Sociedad Andaluza de Neurología, celebrados el pasado 3 de junio en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental (Granada), que “el duende es emoción y, como tal, se activa en determinadas circunstancias. Se acompaña de un sentimiento y de una respuesta fisiológica y corporal florida en cuya génesis participa una extensa red de estructuras cerebrales donde las neuronas en espejo tienen un papel relevante y esencial. El vínculo entre música y emoción es claro, pues la música tiene una capacidad singular para desencadenar recuerdos, despertar emociones e intensificar nuestras experiencias sociales. La música transmite información emocional mediante un proceso interactivo y comunicativo que involucra al compositor, al intérprete y al oyente. La música que nos emociona produce cambios fisiológicos y de activación cerebral que en ocasiones culminan en sensaciones placenteras como «escalofríos», una pequeña parte de esa compleja, grata y misteriosa experiencia humana que llamamos duende”.
Numerosos estudios que se dedican a analizar los trastornos del lenguaje concluyen que la música, el lenguaje y las funciones motoras pertenecen a un sustrato neuronal común. También recoge esta publicación de los doctores Romero Imbroda y Carnero Pardo que “la base neuroanatómica y funcional de las emociones generadas por la música es similar a las generadas por otros mecanismos, donde intervienen estructuras límbicas y paralímbicas como la amígdala, el hipocampo, la circunvolución parahipocampal, la ínsula, los polos temporales, el cuerpo estriado ventral, la corteza orbitofrontal y la corteza cingulada”.