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Actualizado: 08 ene 2017 / 08:48 h.
  • El 7 de enero ya no es lo que era
    Un nutrido grupo de consumidores sevillanos se citaron ayer a las puertas de las superficies comerciales en el arranque de la campaña de rebajas. / Jesús Barrera
  • El 7 de enero ya no es lo que era
    La afluencia de público fue creciendo conforme avanzaba el día. / Jesús Barrera
  • El 7 de enero ya no es lo que era
    Los sevillanos destinarán una media de 93 euros a las rebajas. / Jesús Barrera
  • El 7 de enero ya no es lo que era
    Sevilla es la tercera provincia andaluza donde más se gastará este año durante las rebajas. / Jesús Barrera

A las 9.30 de la mañana del sábado, las calles del centro aún estaban vacías y los contenedores llenos de papeles de regalo y adornos navideños que ya cumplieron su misión. Todavía eran pocos los coches que se encaminaban a los aparcamientos del casco histórico para hacer frente a una de las jornadas más esperadas históricamente por los consumidores: el inicio de las rebajas de invierno.

Desde hace unos años, en concreto desde que en 2012 se aprobara la liberalización de estas campañas, las ofertas se extienden durante todo el año, lo que hace que esta jornada sea más descafeinada que antaño. «Ahora ya no se ve tanta gente esperando. Con las ofertas de las Navidades, ya no es lo mismo», explicaba Manuel, un guarda de seguridad de una de las superficies comerciales que minutos antes de las 10 de la mañana se afanaban por estar a punto para el arranque de las rebajas.

En los escaparates se veían a los trabajadores retirando los últimos carteles de «Juguetes» mientras a las puertas de las tiendas la lucha era más por localizar los escasos rayos de sol para hacer frente al frío de la mañana que por ser el primero en acceder a los establecimientos. Algunos, de hecho, optaron por esperar la apertura de puertas al resguardo del aparcamiento de la plaza de la Concordia. «Media hora nos queda», comentaba una pareja. «Sí, pero ¿qué hacemos? En la calle hace mucho frío. Mejor esperamos aquí».

En el interior de las tiendas, que habitualmente dejan todo preparado la madrugada del 5 al 6 de enero, se hacían los últimos retoques. Carteles de «Todo al 50%» iban colmando los comercios donde se veían carreras para sacar alguna prenda más e incluso algún plumero para garantizar que todo estuviera listo a la hora de abrir las puertas.

A pesar de todo, segundos antes de las 10, un nutrido grupo de consumidores se arremolinaban ya a las puertas de los comercios. Llegado el momento, cumpliendo con la tradición, una señora, la primera en pisar el establecimiento sonreía con la satisfacción de quien ha ganado esta particular carrera. También estuvo aquella que se tapaba el rostro con el bolso y quien tenía claro qué quería y dónde estaba y salió a la carrera a por su particular premio. En pocos segundos, todas las plantas de El Corte Inglés estaban copadas por los clientes. Los primeros en llegar a las cajas fueron quienes no estaban precisamente encantados con lo que los Reyes habían elegido para ellos. Descambiar regalos es una de las grandes misiones del 7 de enero. Otra de ellas es localizar alguna de las mejores ofertas que suelen esconderse tras los carteles de descuento que desde ayer inundan los comercios de la ciudad. Por eso, las tiendas de las grandes marcas o las zonas de las superficies comerciales donde se encuentran eran las más concurridas desde primera hora. «Le tengo echado el ojo a una chaqueta de cuero y he esperado a las rebajas. A ver si tengo suerte», explicaba Miguel, que aseguraba que la gente estos días le «agobia» mientras cruzaba los dedos porque aún hubiera su talla.

Los cuatro miembros de la familia Rodríguez se iban a desayunar con la satisfacción del deber cumplido cuando no eran las 10.30 de la mañana. «Veníamos a por unos zapatos y ha sido llegar y pegar», afirmaban con una amplia sonrisa en la cara y algún bostezo aguantado. Calzado es lo que fue a buscar de buena mañana María. «Tengo la boda de mi prima en abril y quiero aprovechar para encontrar unos taconazos para el modelo que me voy a poner», explicaba.

Ángeles, sin embargo, lo que quería es encontrar su talla. «Me han regalado este vestido pero los Reyes me han visto más delgada de la cuenta. Encima ahora tiene rebaja y por lo mismo me llevaré algo más». Precisamente es el textil y el calzado donde más se gastará en la campaña de rebajas. En concreto, estos productos acapararán el 76 por ciento de las compras previstas. Sevilla será la tercera provincia andaluza donde más dinero se gaste en este periodo, con una media de 93 euros por habitante. Los andaluces invertirán una media de 78,87 euros, un 0,7 por ciento más que el año pasado.

El de ayer fue el arranque de una temporada que se prolonga normalmente hasta el 28 de febrero cuando empieza la de primavera y que además cuenta con un festivo de apertura ya que hoy domingo será el primero del año en el que los grandes almacenes abren sus puertas.

Las rebajas son además el momento en el que confían los comerciantes para recuperar un mes de diciembre con ventas «irregulares». Y también un periodo que genera conflicto entre los pequeños y los grandes comerciantes. Algo que el presidente de la Confederación Provincial de Comercio y Servicios (Aprocom), Tomás González, se plantea atajar. Por ello, proyecta volver a reunirse con todas las partes para delimitar los períodos de rebajas. González recuerda que nacieron para liquidar los excedentes al final de la temporada y apuesta porque no se desvirtúen. «Tenemos que intentar recuperar esa marca fuerte y que las rebajas cumplan el fin para el que se crearon».

Llegada la media mañana, ya con el sol bien arriba y con algo más de calor en las calles, el escenario en el centro era otro. Las calles comenzaron a llenarse de gente, las colas eran ya importantes en la mayoría de los comercios y las bolsas se acumulaban en las manos de los sevillanos que seguían su particular ruta de rebajas. «Moverse con los niños cuesta la vida. Si hubiera sido un lunes ya estaría yo de vuelta. Ahora me tendré que armar de paciencia», auguraba Carmen que daba en otra de las claves que explicaba el tranquilo arranque de la jornada. En el lado crítico, que también lo hay, estaba Pilar, que, a pesar de que iba cargada de bolsas, aseguraba: «Yo no entiendo qué hace la gente hoy aquí. Si ya hay rebajas todo el año. Son ganas de hacer cola».