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Actualizado: 28 feb 2018 / 11:46 h.
  • El corazón de Águeda
    Águeda Izquiero fue trasplantada con 27 años, hoy tiene 32. / Jesús Barrera

«Ocho de cada mil niños nace con una cardiopatía congénita, una malformación de corazón, una discapacidad orgánica, una gran desconocida». Francisca García Nieto recordaba el día que nació su hija Águeda como el día en que comenzó a ser consciente de lo que había detrás de todos esos números, datos y estadísticas sobre salud que las grandes asociaciones de medicina dan a conocer a la sociedad.

La pequeña Águeda nació con una cardiopatía congénita, una malformación en su pequeño corazón que ponía en riesgo su corta vida. Con tan solo 3 meses, la niña ya tuvo su primera cicatriz, su primera operación y, a los 5 años, esa cicatriz se hizo más grande con una operación a corazón abierto. Finalmente, un 14 de febrero, el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas que queda siempre en el olvido –eclipsado por ser también el Día de San Valentín–, a la edad de 27 años Águeda recibía un nuevo corazón. Hoy tiene 32 años, y ha sido objeto este martes 27 de febrero, Día del Trasplante, de un reconocimiento por parte de la Asociación Española de Trasplantados.

¿Y por qué esta distinción? Porque Águeda ha decidido exponerse a los ojos de los demás para llamar a la donación, para hacer visible la realidad de alguien que espera un trasplante y, a la vez, recalcar el acto tan bello que realiza el donante mismo.

«El que en realidad se merece este premio es Laurent, que fue la persona que me contó su historia, con la que me sensibilicé. Estuvimos trabajando un año y supongo que de ahí viene el premio. De mostrarme, de mostrar mi vida, de mostrar el camino hacia la vida». Con estas palabras Águeda recogía el reconocimiento de las manos de Juan Bautista de la Vera, escultor que abandera el proyecto Arte por la Vida, de la Asociación Nacional de Trasplantados, que le entregó un corazón que representaba la unión de la vida del trasplantado y del donante, refiriéndose al fotógrafo francés Laurent Dalençon. Laurent llegó a España en 2004 y conoció la historia de Águeda a través de su madre. Él ya había vivido lo que significa el proceso de espera para recibir un órgano junto a su excompañera Mª Paz Soler, trasplantada de pulmón, y cuyas manos aparecen en la primera fotografía de la exposición.

El corazón de Águeda es el nombre que recibe el proyecto fotográfico, la crónica del trasplante de corazón de Águeda Izquierdo. Mediante las fotos y los textos que lo componen, se puede apreciar el proceso desde que Águeda entra en la lista de espera para el trasplante, pasando por los días y las noches de angustiosa espera, el día de la llamada, la operación y postoperatorio, hasta la emocionante recuperación. El corazón de Águeda es un auténtico viaje desde el miedo hasta la ilusión, un acercamiento al mundo de la donación para las personas que no lo conocen y, sobre todo, una invitación a la esperanza para todos aquellos que esperan un trasplante para comenzar una nueva vida.

«Las imágenes van acompañadas de un texto explicativo para que la gente pueda saber cómo ella ha vivido todo eso. Nuestro objetivo con la exposición es que se exponga de nuevo para que así se entienda la importancia de la donación», aseguraba el fotógrafo hablando de las exposiciones ya realizadas en 2014 en el hospital Virgen del Rocío y el hospital Virgen Macarena.

En el acto, Águeda ha querido agradecer el reconocimiento a todos y cuantos estuvieron presentes en el proceso de adquirir un nuevo corazón pero, sobre todo, quiso dar las gracias a su donante y a su familia. «Nunca podré agradecerles lo que es estar aquí acompañada por todos vosotros», asevera.

Y es que la vida le llegó a esta joven sevillana gracias a que una familia, en uno de los momentos más duros que jamás le tocó vivir, decidió regalar vida, decidió tener «la mayor generosidad que cualquier ser humano puede tener», como decía Juan Manuel Flores, delegado de Bienestar Social y Empleo presente en el acto, decidió que la vida de su ser querido diera vida a otra persona.

Por todo ello, Juan Bautista de la Vera, desde la Asociación Española de Trasplantes, ha querido expresar su deseo de que Sevilla sea reconocida como la Capital Nacional del Trasplante, por su inmensa labor en este ámbito y por convertirse en un referente para toda España.