Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 03 oct 2017 / 23:31 h.
  • El psicólogo clínico y forense, Tony Beliz, en el Hotel Itaca de la capital hispalense. / Manuel Gómez
    El psicólogo clínico y forense, Tony Beliz, en el Hotel Itaca de la capital hispalense. / Manuel Gómez

Los atentados en Las Ramblas de Barcelona, los ataques terroristas en media Europa o la más reciente matanza de Las Vegas ofrecen una espiral en la que «hay gente que piensa que el remedio a los problemas del mundo pasa por la violencia extrema». Una idea errónea que ha servido como caldo de cultivo para grupos terroristas que, a través de las redes sociales, se aprovechan de «la soledad, la desesperación y la resignación» de parte de la población para captarlos. Así lo piensa Tony Beliz, el prestigioso psicólogo de California que colabora con el FBI y otras agencias de seguridad en idear métodos de prevención de la violencia extrema y radicalización terrorista.

Beliz está por Sevilla invitado para exponer su modelo, que busca reducir a la mínima expresión los episodios de violencia extrema, a partir de la prevención y evaluar persona a persona para detectar aquellos que potencialmente son susceptibles de cometer este tipo de atrocidades. «No se puede parar todo, pero si reducir bastante tantas matanzas», asegura este experto, que supervisa desde 2008 un equipo de evaluación y respuesta de amenaza escolar para el Departamento de Salud Mental del Condado de Los Ángeles, puesto en marcha a raíz de la matanza de Virginia Tech, donde murieron 33 personas en un tiroteo iniciado por un estudiante. Ahí, de la mano de los agentes policiales y de profesores, se analizó a una población de 8.000 jóvenes, de los cuales 50 eran de alto riesgo de ser potenciales autores de cometer ataques.

¿Y cómo salta la alarma? Beliz, para no dar pistas, es prudente y pasa de puntillas. Aunque sí reconoce que hay cuatro balizas a las que se les presta especial atención: con quién hablan tanto en redes sociales como en su entorno; su comportamiento; la posibilidad de poseer armas y «la dinámica». Ese último punto va en relación a «la falta de esperanza» de la población. «Son personas que no tienen nada que perder, que no tienen familia y están emocionalmente aislados. De ahí es donde se nutren los grupos terroristas», afirma este psicólogo, que recuerda que en ese saco entran 60 millones de personas en el mundo «que no tienen país ni casa». Para ese análisis, concibe como primordial que haya una estrecha colaboración entre policías, comunidad educativa y psicólogos, que deben trabajar codo con codo.

Beliz, en su mensaje, destierra además el mito de que los autores de atentados «estén locos». Todo lo contrario. «Los terroristas no captan a personas con esquizofrenia o bipolares, sino a alguien con un perfil más policial o militar, que saben seguir órdenes y trabajan en grupo». Para su identificación, ha elaborado una guía donde, con una serie de indicadores, se detecta el nivel de riesgo existente en cada persona analizada.

Las motivaciones para cometer una matanza son variadas. A veces, según Beliz, sólo pasa por saltar una chispa. El pasar de la teoría a los hechos. Así, rememora el caso de Elliot Rodger, un joven de 22 años que perpetró una matanza en el campus de la Universidad de California en Santa Bárbara y que, posteriormente, se descubrió que el origen fue «porque nunca había mantenido relaciones sexuales y le llevó a un odio visceral hacia las mujeres».

De eso, de que la violencia estalle, no se libra ni un territorio. Más en un mundo globalizado donde el terrorismo actúa en todas partes. Y lanza un aviso a navegantes. «Sevilla no puede cometer el error fatal de creer que no le puede pasar lo de Las Ramblas de Barcelona», advierte, indicando que, una vez que ocurre, la ciudad queda marcada tanto en lo económico como en lo social. Un peligro que existe pese al esfuerzo de las fuerzas del orden, que hacen frente a un enemigo que destaca por su capacidad de mutar a la hora de llevar a la práctica sus ataques.

Beliz está de periplo con Andalucía, invitado por la Fundación pública andaluza para la Integración Social de personas con enfermedad mental (Faisem). Primero en Málaga, en una charla con fuerzas de seguridad. Su gira en Sevilla comenzó el día 27 con una ponencia para profesionales de emergencias y del ámbito educativo y de seguridad y concluyó ayer con una charla en la sede de Faisem para asociaciones vinculadas a la salud mental.