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Actualizado: 27 mar 2017 / 22:10 h.
  • El acusado se enfrenta ante un jurado a una condena de 12 años de prisión por homicidio. / Jesús Barrera
    El acusado se enfrenta ante un jurado a una condena de 12 años de prisión por homicidio. / Jesús Barrera

«Jamás, jamás en la vida me podía pensar que iba a pasar algo así. Fue una pelea tonta, que das y te dan un golpe. No quería matarlo». Así ha defendido su inocencia el acusado de acabar con la vida de otro hombre en la barriada de la Bachillera en agosto de 2015, días después de que se originara una discusión entre ambos que acabó a golpes. La víctima falleció una semana después como consecuencia de un hematoma cerebral. Unos hechos por los que la Fiscalía reclama 12 años de prisión por un delito de homicidio. La defensa alega que se trata de un delito de lesiones, pues no hubo intención de matar.

«Estoy muy arrepentido, no paro de pensar en esto. Me ha arruinado mi vida, a mis padres y a mis hermanos. Ahora están todos pendientes de mi, cuando yo tenía mi trabajito, mi mujer y mis hijas. Yo creía que era una pelea tonta», concluyó el acusado su declaración. Jorge Luis M., apodado el limo, conocía a la víctima, Luis Alfonso, desde hacía 15 años cuando ambos coincidieron en prisión. «Era una buena persona, había veces que bebía y se tomaba la metadona y se volvía insoportable. Iba por el barrio porque salía con una chica de allí», señaló.

Fue uno de esos días en los que el fallecido, que tenía 48 años cuando se produjo la muerte, acudía a visitar a su novia cuando se produjeron los hechos. Era 10 de agosto de 2015 cuando, según la versión del acusado, coincidió con él en la calle Camino de Almez, donde ambos habían estado tomando cervezas en un bar. En la calle, la víctima se dirigió a él para pedirle «un mechero, pero me negué porque sabía para lo que era. No había visto a la novia ni discutí con ella».

Ante la negativa Alfonso le dijo «que me lo metiera por el culo. Le dije que se estaba equivocando, pero siguió insultándome. Hasta que se vino para mi y me iba a dar en la cara». Logró entonces esquivar el golpe y él le dio «un guantazo y un puñetazo». «Primero le di con la mano abierta y luego un puñetazo y cayó en el suelo», explicó.

Fue entonces cuando apareció la novia del fallecido –quien ha sido imposible localizar para que testifique en el juicio– «que me agredió con una botella y me hizo un corte». Según su relato la chica intentó levantarlo varias veces pero «se caía». Sin embargo, en ese momento «no parecía nada grave», aseguró tras explicar que él se mantuvo en el lugar de los hechos hasta que llegó la Policía Nacional, que tras comprobar que ninguno de los dos quería interponer denuncia se marchó. «No quise matarlo, nunca tuve nada con él», dijo.

La Fiscalía en cambio cree que el acusado «con un puño o con un instrumento contundente (tipo botella de cristal sin partir) le golpeó en la parte derecha de la cabeza y en la cara, conociendo o pudendo racionalmente prever que con ello podía causarle la muerte».

Los dos agentes de la Policía Nacional que se personaron aquella noche en el lugar. «No quería denunciar se conocían de antes», dijeron los dos policías. Uno de ellos incidió en el hecho de que la calle estaba llena de gente pero «nadie quería contar nada. No sé si fue por miedo, pero nos decían que no habían visto nada».

La misma versión

Uno de los agentes también destacó que el testimonio de la víctima y el agresor en aquel momento fue coincidente. «Me dijo que le había dado una guantada y que se cayó», lo mismo que luego le reconoció el agresor. Los agentes indicaron que en ese momento son dejaron constancia de la incidencia por si luego alguno de ellos quería denunciar y que dos días después el Grupo de Homicidios les llamó a declarar. «En ese momento, no parecía nada grave. La víctima solo sangraba por la nariz».

Además de los agentes en la jornada de este lunes declararon varios testigos. Uno de ellos es un amigo del acusado que estaba «tomando cervezas con él» cuando ocurrieron los hechos. El testigo dijo que escuchó como el fallecido le increpaba «con algo de un mechero» y luego intentó agredirle. «Yo vi un guantazo y cayó al suelo» e inmediatamente se fue hacia el lugar de la pelea «porque la novia estaba agrediendo a Jorge». Luego le curó el corte «con betadine, no era tan grave como para acudir al hospital».

La Fiscalía pide un careo entre los forenses

Antes de que comenzara el interrogatorio del acusado, las partes presentaron sus cuestiones previas y las alegaciones. La defensa del acusado presentó entonces como prueba un informe pericial para rebatir el de los forenses. Por este motivo la Fiscalía solicitó a la magistrada que presidente el jurado popular (compuesto por cuatro mujeres y siete hombres) que «en caso de que se acepte como prueba se lleve a cabo un careo entre los médicos forenses y los peritos de la defensa»; mientras que el abogado de la acusación particular, ejercida por la madre de la víctima, se opuso a que se acepte este nuevo informe como prueba.

En las alegaciones, el Ministerio Público se dirigió a los miembros del jurado para solicitar un veredicto de «culpabilidad», aunque dejó claro que «el fiscal no acusa porque sí» y que llegado el caso, si ve que no existen pruebas suficientes, puede pedir el archivo del caso. «Les pido justicia, no les pido necesariamente una condena», señaló. Para la Fiscalía el acusado «asestó cinco golpes a la víctima y uno de ellos fue mortal. Llevaba la muerte», y eso es lo que dijo que iba a pretender demostrar en el juicio.

Por su parte, la letrada de la Junta de Andalucía (personada porque tiene la tutela de uno de los hijos del fallecido) dijo que «hay indicios sólidos» contra el acusado; mientras que la acusación particular dijo que está claro que la agresión «fue un homicidio». La defensa de Jorge Luis dijo que va a pedir que sea condenado «pero por lo que ha hecho, que es un delito de lesiones con resultado de un homicidio no deseado», pues «no tenía intención de matarlo.

«Parezco Lina Morgan»

«Parezco Lina Morgan», dijo antes de enfilar la puerta entre las sonoras risas de la abarrotada sala de juicios. Sí, parece mentira, pero la risa se coló en la vista de mano de una vecina que fue testigo de los hechos. Nada más sentarse la mujer no paró de asegurar que iba «a contar toda la verdad, lo que vi», después de las advertencias legales de que como testigo no podía mentir. Luego le pidió a la magistrada «que no la llamase de usted». Y cuando se marchaba y la jueza llama con un «usted» a la funcionaria y ella muy diligente se volvió, salió de la situación soltando: «Si parezco Lina Morgan».