«¿Hay un médico a bordo?», podría ser la escena de cualquier película de las que echan en la tele a media tarde. Esta vez, la realidad superó a la ficción y la pregunta saltó en el aire en medio de un avión al que aún le quedaban tres horas para aterrizar. Ocurrió el viernes, en un viaje desde Madrid hacia Buenos Aires, y los héroes de la película fueron cuatro jóvenes médicos del Hospital de Valme que se disponían a disfrutar de 18 días de vacaciones en la capital argentina.
Santiago Gómez, Mario López, José Miguel Carreño y Antonio Guzmán levantaron la mano ante la pregunta de una de las azafatas y fueron los encargados, con ayuda de otra enfermera que también se encontraba a bordo, de atender a una joven, también española, que presentaba unas convulsiones que no paraban.
Los cuatro médicos procedían de especialidades diferentes: dos anestesistas, un cardiólogo y un psiquiatra utilizaron los equipos médicos que se guardaban en el avión para casos de urgencia, y éste lo era: la joven sufría una crisis epiléptica y no respiraba. «Ante estos casos hay que atender inmediatamente», cuenta la madre de uno de los anestesistas.