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Actualizado: 26 nov 2016 / 20:18 h.
  • Trabajadoras de la empresa Occhiena atienden a las explicaciones de una de las jefas del taller textil. / El Correo
    Trabajadoras de la empresa Occhiena atienden a las explicaciones de una de las jefas del taller textil. / El Correo

«A quien sabe coser bien, no le falta trabajo». Así de fácil... y así de difícil, al mismo tiempo. Porque si la situación económica del país no atraviesa su mejor momento, en zonas como el Polígono Sur de Sevilla, con la actual tasa de desempleo...

Por este motivo, iniciativas como la impulsada por Occhiena son tan necesarias. Una empresa creada por la Fundación Proyecto Don Bosco para que mujeres desempleadas y, en ocasiones, en situación de vulnerabilidad y exclusión social, tras recibir formación y capacitación en el sector textil, a través de cursos ofertados por esta entidad sin ánimo de lucro, puedan adquirir experiencia y tener oportunidades reales de inserción.

En este centro son contratadas para desarrollar un proceso de producción de «moda ética y ecológica», si bien, se trata de una herramienta más para lograr esos objetivos, «un medio más que un fin en sí mismo», asegura Antonio Mengual, director territorial de la Fundación y gerente de la original empresa. La idea surgió hace unos años –empezó su facturación en 2013– a raíz de la crisis y por la enorme necesidad de empleo. «Debíamos dar un giro a la formación para que quienes posean los conocimientos en este campo puedan encontrar un trabajo por cuenta ajena o bien apostar por el autoempleo», apunta.

La moda ética, con condiciones laborales adecuadas y salarios dignos; el respeto al medioambiente con prendas sin tintes químicos y con materiales reciclados para disminuir el impacto de CO2 y el uso de fibras naturales son algunas de sus señas de identidad, sin olvidar el perfil de sus trabajadoras y el contexto social.

Sus clientes suelen ser diseñadores y marcas de puntos tan dispares como Madrid, Navarra o Cambridge –también Sevilla– que acuden a esta empresa motivados en gran medida por la sensibilización con estos temas. «Algo está cambiando porque el cliente se preocupa cada vez más por las condiciones en las que se ha realizado el producto y por el lugar de procedencia; de hecho, muchos diseñadores quieren que en el etiquetado aparezca el nombre de nuestra empresa», comenta su gerente.

Hasta la fecha, el balance es «muy positivo», señala Mengual. Unas 18 mujeres, a pesar de que todo este itinerario «no es un camino de rosas», han pasado por Occhiena y en torno a un 80% se encuentra en el mercado laboral. No en vano, a veces «llamamos a antiguas trabajadoras por necesidades de producción y nos dicen que están saturadas de trabajo».

Una vez que han salido del centro –incide el gerente– «intentamos que se den de alta y no entren en la economía sumergida para que todo el esfuerzo que han hecho no caiga en saco rato».

En el taller textil abordan la producción desde cualquier punto y el objetivo de sus responsables es que todas las trabajadoras pasen por las distintas fases de la cadena para que adquieran la experiencia necesaria.

«Hay mujeres que no han cogido una máquina de coser en su vida y, sin embargo, cuando salen tienen la destreza necesaria para acceder a un empleo, con lo que la experiencia no puede ser más enriquecedora», señala Lola Galeano, jefa del taller.

La tarea no es sencilla –apunta– porque siempre hay «gente nueva». Pero eso es «muy positivo porque quiere decir que ya han accedido al mercado laboral y han entrado otras compañeras. El cliente, cuando ha hecho falta, es flexible con los plazos; sabe que no somos una empresa al uso»

Desde el Comisionado del Polígono Sur se califica la iniciativa de «valiosa» y de un «buen paradigma de cómo se debe trabajar por el empleo» en esta zona. Para su comisionada, María del Mar González, se trata de «una clara apuesta por la formación y la educación en un barrio con muchas carencias y constituye un modelo de transformación social».

Entre los próximos retos de Occhiena está el logro de una producción estable y no estacional, como ocurre con la moda flamenca. La comercialización final no está prevista aunque no se descarta en un futuro.