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Actualizado: 17 nov 2016 / 08:00 h.
  • Los nuevos iconos de Sevilla
    Las denominadas Setas de la Encarnación se han convertido en uno de los referentes para todos aquellos turistas que visitan la ciudad. / J. M. Espino.
  • Los nuevos iconos de Sevilla
    Puente del Alamillo. / Paco Cazalla
  • Los nuevos iconos de Sevilla
    Torre Sevilla desde Triana. / Pepo Herrera

Sevilla es una ciudad muy reticente a los cambios. Y en la arquitectura también es bastante conservadora. Las arriesgadas apuestas que se han hecho en este campo de las artes han generado habitualmente un gran debate público. Partidarios y detractores de que se rompa el molde con las nuevas construcciones y se apueste por un estilo más vanguardista podrían estar horas y horas debatiendo. Sí es cierto que, con el paso del tiempo y una vez terminadas las construcciones, Sevilla empieza a hacerla suyas y quienes renegaban de ellas, ya empiezan incluso a hacerles como suyas.

Una de las construcciones que levantó más polémica cuando se proyectaba fue el actual complejo de las Setas de la Encarnación, nombre popular que finalmente ha ganado más peso que el original que planteó el arquitecto ganador del concurso. Jürgen Mayer la bautizó como Metropol Parasol pero finalmente los ciudadanos –empresa concesionaria de la explotación incluida– optaron por llamarla las Setas.

Este proyecto nació para dar una solución al solar del viejo mercado de la Encarnación. Los placeros llevaban tres décadas en otra zona de la plaza a la espera de que se hiciera el nuevo mercado. Tres décadas después, fue posible, y se levantó en la céntrica plaza la estructura de madera más grande del mundo.

Los cinco niveles albergan el Antiquarium, el mercado de abastos y una zona comercial, la Playa Mayor. Por encima de ésta, a 21 metros de altura, hay un espacio de 800 metros cuadrados dedicados a restauración, eventos, etc, además de la pasarela de 250 metros de longitud que sirve de mirador. En datos, la estructura de las Setas mide 150 metros de largo, 70 de ancho y casi 30 de alto. Contiene un total de 3.500 piezas unidas por 3.000 nudos y 16 millones de tornillos.

Torre Sevilla

Las 39 plantas de la Torre Sevilla, fueron polémicos desde que en el año 2006 se presentara públicamente el proyecto del arquitecto argentino César Pelli. Tanto en la propia administración como a pie de calle, el proyecto tuvo miles de partidarios al tiempo que miles de detractores. Una vez terminada y puesta en uso, el edificio va poco a poco ganándose a la ciudad, que ya la mira con distintos ojos que hace años, ha logrado familiarizarse con ella y ha terminado por aceptarla como un nuevo icono de la capital sevillana. Las primeras 18 plantas se dedican exclusivamente a oficinas mientras que las 13 restantes (las dos últimas son plantas técnicas) albergarán un hotel de cinco estrellas, que actualmente está en fase de construcción y que será, a buen seguro, uno de los grandes reclamos turísticos de Sevilla aunque probablemente no sea apto para todos los bolsillos.

Sí llama la atención que esta predisposición del sevillano medio al inmovilismo arquitectónico después de que la ciudad cambiara sustancialmente su fisionomía para ser la sede de la Exposición Universal de 1992. Para entonces, ya se levantaron edificios e infraestructuras en la ciudad que comenzaron a romper ciertos moldes como el Seminario Metropolitano, la biblioteca Infanta Elena, los puentes de la Barqueta y el Alamillo así como decenas de edificios vanguardistas en la Isla de la Cartuja –muchos de ellos todavía siguen en pie– que en su día resultaron completamente rompedores con la arquitectura que hasta entonces se hacía en Sevilla. Con el paso del tiempo, lo nuevo se convierte en tradicional y más tarde, en icono. Al menos, en Sevilla.