Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 13 sep 2017 / 20:46 h.
  • El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, inauguró las jornadas junto al presidente del CER, Karl-Heinz Lambert.
    El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, inauguró las jornadas junto al presidente del CER, Karl-Heinz Lambert.

Que la Unión Europea es una institución alejada del ciudadano es una percepción muy común. Que de ella se obtienen numerosos beneficios también. Por esta razón, el Comité Europeo de las Regiones (CER) y el Ayuntamiento de Sevilla impulsaron ayer la celebración de unas jornadas de debate en el Salón Colón del Consistorio hispalense, con la asistencia del alcalde de la ciudad, Juan Espadas, y el presidente del mencionado comité, Karl-Heinz Lambert, entre otras autoridades y representantes de la sociedad civil.

Todos los ponentes coincidieron en que Europa adolece de una «grave crisis de identidad», lo que propicia la aparición de los populismos que «juegan con las emociones y no se distingue lo falso de lo verdadero», afirmó Lambert. En este sentido, el alcalde de Jaén, Francisco Javier Márquez, aseguró que «se ven los beneficios económicos, pero no se ha hecho nada por la identidad europea». Por su parte, la delegada de Relaciones Institucionales del Ayuntamiento hispalense, Carmen Castreño, reconoció que «hemos construido la primera economía mundial, pero se nos han olvidado las personas». Y es que la ciudadanía europea carece de un «relato propio», ya que hace 30 años «había algo que nos identificaba con Europa y eran las políticas del bienestar social», afirmó el Vicepresidente de la Organización Europea de Cooperativas del Trabajo Asociado, Manuel Mariscal.

Espadas abogó por «hacer cambios en la arquitectura de las relaciones de los ciudadanos» para que puedan recuperar la confianza en la Unión Europea y explicó que si en un pasado «Europa se construyó de arriba abajo», ahora estos cambios han de venir «de abajo arriba». Para ello, el regidor hispalense resaltó el papel de los Ayuntamientos, ya que el ciudadano debe ver en ellos «que es capaz de influir en la Unión Europea», aunque reconoció que «su papel debe cambiar» porque «ahí puede estar la esencia del problema».