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Actualizado: 05 oct 2017 / 09:12 h.
  • ¿Seguro que es seguro?

Llegó a nuestro país en los primeros años del siglo con el aura de método anticonceptivo revolucionario y como alternativa plagada de ventajas respecto a la tradicional ligadura de trompas... y se va, parece que de forma definitiva, por la puerta de atrás tras el reciente anuncio de Bayer de la suspensión de su venta y distribución. Es el Essure, un pequeño dispositivo que sin embargo ha provocado una gran controversia en los últimos tres años.

Todo empezó hace quince años. El hospital Reina Sofía cordobés fue pionero en la colocación de este muelle de la mano del doctor Eduardo Arjona, gurú en España junto con el doctor Enric Cayuela, en Cataluña. A día de hoy, una de cada diez mujeres que porta el Essure ha sido implantada en Córdoba. El dispositivo fue recibido con alabanzas debido a sus innegables ventajas (fácil colocación, bajo coste) respecto a otros métodos y a que se ponía en consulta de Ginecología sin necesidad de ingreso, quirófano ni anestesia... y así fue durante años en los que el Essure fue ensalzado y galardonado. El blog Endoscopia Ginecológica, por ejemplo, señalaba en 2007: «Hasta la fecha los resultados son excelentes, con un 99,9 por ciento de éxito en la prevención de embarazos y un 97 por ciento de satisfacción por parte de las alrededor de 40.000 mujeres que ya han utilizado este método».

Plenamente asentado, por tanto, en las estrategias de control de natalidad, el método fue ganando adeptos con los años. Hasta que saltaron las alarmas hace ahora tres años, cuando se hicieron públicas las primeras denuncias en Estados Unidos contra la firma Bayer –compró la licencia en 2013 a Conceptus Inc.– por parte de mujeres afectadas, que referían efectos secundarios tales como dolor pélvico y/o abdominal, hemorragias, pérdida de la menstruación, perforaciones de las trompas y problemas digestivos, entre otros.

Las víctimas empezaron a conectar y organizarse a través de grupos de Facebook como Essure Problems, con más de 20.000 seguidores, y gracias a la mediación de la mítica activista Erin Brockovich, que dio impulso a una campaña para que la Food and Drugs Administration (FDA) revisara la licencia del producto, lograron que se les tuviera en cuenta. El ruido cruzó el charco y llegó a España, donde fueron apareciendo más y más mujeres que se identificaban con esas reacciones adversas descritas, y que a su vez crearon la Plataforma Libres de Essure, que integran en la actualidad unas 1.070 mujeres.

Un colectivo que despliega desde entonces una incesante lucha por reivindicar una mejor información sobre el método y por conseguir la retirada de los implantes del cuerpo ante –denuncian– el silencio cuando no la burla de Bayer, las administraciones y los ginecólogos en particular. De hecho, la polémica ha provocado la reacción enérgica de estos especialistas, que rebaten la relación directa entre la colocación del Essure y los efectos secundarios que se le achacan.

Así, el doctor Arjona –portavoz de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO)– esgrimía a finales de 2015 que «el Essure es el método más eficaz de esterilización, ya que además de evitar la cirugía, sólo se quedan embarazadas 2,5 de cada 1.000 mujeres que lo llevan (0,25%), frente a 18 de cada 1.000 que se sometía a la ligadura de trompas (1,8%). Y sus complicaciones se reducen al 0,3% de casos», decía antes de añadir que de los 8.000 implantes colocados en Córdoba «sólo hemos retirado nueve (0,1%) por complicaciones que se resolvieron de forma inmediata».

Su colega Enric Cayuela, por su parte, admitía que «es cierto que hay casos en los que ves dolor desde el primer día y hasta que no se quita la mujer no mejora, pero es el cero coma algo de todos», apuntaba antes de negar que las secuelas puedan deberse a la alergia de las pacientes al níquel, pues «la ingesta de este metal a través de los alimentos que consumimos es superior al que contiene Essure», sostenía.

Un protocolo de actuación

Lo cierto es que, pese a esta llamada a la calma, la pelea de las afectadas avanzaba con resultados: en enero de 2016, la propia SEGO publicaba una guía o protocolo de actuación para «proporcionar la atención adecuada a toda mujer que refiera efectos secundarios relacionados con el dispositivo Essure», y en ella se contempla la opción de la extracción del mismo. Guía que ha ido acompañada de un nuevo consentimiento informado que, en su punto 7, recoge «efectos adversos a largo plazo que en ocasiones requieren la retirada», entre los que se citan «dolor crónico en el vientre», «sangrado menstrual abundante», «cefalea y astenia»...

Pero, claro, la extracción del Essure no es para nada una tarea sencilla dado su carácter permanente y no han sido pocos los casos en los que han persistido restos metálicos o de fibras en el cuerpo de la mujer. Arjona y Cayuela consideran que quitar el útero completamente «es una barbaridad», mientras el fabricante aconseja «retirar trompas y cuernos uterinos para no tirar de los muelles y así evitar que se rompan y queden restos».

La plataforma de afectadas calcula que serán unos 2.000 los casos en España, de los que 400 se han resuelto con una o varias operaciones para la retirada del Essure, a veces con la pérdida incluso de los ovarios. Las medidas no se han hecho esperar: Brasil retiró el producto por unos meses y otros países (Holanda, Finlandia, Gran Bretaña, Australia) de modo indefinido. En nuestro país, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios informó a principios de agosto de la suspensión por tres meses (hasta el 2 de noviembre) del certificado de marcado CE que ampara el implante Essure, por lo que requería al distribuidor que cesara la comercialización del producto y procediera a su retirada del mercado, así como instaba a los centros y profesionales sanitarios a que cesaran en su utilización «como medida de precaución», dado que «los resultados de un estudio epidemiológico sobre más de 100.000 mujeres [hecho en Francia en abril] no cuestionan la relación beneficio/riesgo del implante».

En esa misma línea, Bayer anunciaba hace dos semanas que cesa «de forma voluntaria y por motivos estrictamente comerciales» la venta y distribución del anticonceptivo Essure en todos los países excepto en EEUU. La empresa remarca que su decisión «no está relacionada con cuestiones de seguridad o calidad del producto» y argumenta que la demanda «ha disminuido significativamente en los últimos años y no se espera que haya un cambio en esta tendencia».

Mientras, un grupo de mujeres afectadas de Córdoba y Sevilla estudia emprender acciones judiciales y exigir indemnizaciones según el daño causado... el físico pero también el moral.

Visto lo visto, cabe concluir con una pregunta: ¿Es seguro (sure en inglés) el Essure? El tiempo dará y quitará razones... o no. ~