Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 12 jul 2018 / 22:19 h.
  • Un debate de la ciudad en modo precampaña
    El gobierno municipal del socialista Juan Espadas se enfrentaba ayer al último debate del estado de la ciudad antes de las elecciones municipales del próximo año. / Fotos: Manuel Gómez

A menos de 10 meses de las próximas elecciones municipales, el último debate del estado de la ciudad de este jueves previo a los comicios estaba llamado a ser lo que fue, una serie encadenada de los discursos de cada partido con presencia en el Ayuntamiento de Sevilla.

El alcalde de la ciudad, Juan Espadas, hizo un repaso de los «avances» que ha cosechado en estos tres años de mandato. «Una situación económica saneada», con un superávit de 100 millones; políticas de empleo que han propiciado 16.000 parados menos que en 2015, programas propios –«algo inédito»– que han generado 5.100 contratos; en materia social, 1.500 plazas de comedor –«tras resolver la emergencia social en la que dejó la ciudad el PP»–, 12.000 ayudas para el pago de suministros básicos, un millón en ayudas para 3.500 hogares; en vivienda, la creación de la oficina municipal que ha atendido a 6.000 personas, se han adjudicado 593 viviendas públicas vacías –«recuerdan eso de gente sin casa y casa sin gente?»–; un importante «esfuerzo inversor» en los barrios de 100 millones en el que «no hay ninguno en el que no se hayan hecho actuaciones» o la «continuidad» del modelo deportivo del PP «corrigiendo sus desequilibrios». Todo ello, claro, gobernando en minoría, algo por lo que el alcalde, además de sacar pecho y decirle a los suyos que tienen sobrados motivos para estar «razonablemente satisfechos», sirvió para hacer un guiño al resto de la Corporación y señalar a la oposición como cómplice necesaria para haber podido sacar adelante todos esos proyectos que han puesto a la ciudad «en el panorama nacional e internacional». Eso sí, Espadas dijo ser consciente, quizá para adelantarse a lo que vendría después, de que «aún queda mucho por hacer». «Estamos en la senda y en los próximos años se conseguirá».

La portavoz de Participa Sevilla, Susana Serrano, fue la única que admitió esos «avances» de los que había hablado el alcalde. Eso sí, la razón que esgrimió fue que desde su formación han conseguido «incluir temas en la agenda política local» pues «el PSOE solo tiene marketing pero no un modelo de ciudad». Así achacó a Espadas «falta de valentía y de sentido común» así como de «entregarse a las élites» y «apostar por la ciudad de los negocios frente a la ciudad de los cuidados».

Con un símil de una semilla y la relación entre ambas formaciones comenzó su intervención el portavoz de IU, Daniel González Rojas. «En este mismo salón se plantó una semilla. Nosotros le ayudamos a plantarla con el apoyo en la investidura, la semilla fue echando algunos brotes verdes [...] el árbol crecía y crecía... pero pronto comenzó a inclinarse a la derecha», dijo el portavoz de la formación de izquierdas que vinculó esa bajada del paro que mencionó el alcalde con la reducción de la población en la capital hispalense y recordó que Sevilla sigue albergando los barrios más pobres del país, «con dos desahucios diarios y 200.000 viviendas vacías». González Rojas aseguró que los vecinos se sienten «ignorados» por el gobierno local y echó en cara a Espadas que siga la estela de Zoido con las privatizaciones del IMD o las modificaciones del PGOU. «Se le acaba el tiempo y el crédito. Árbol que no da fruto, pide sustituto», concluyó.

Y si IU ve clara la tendencia del PSOE hacia la derecha, Ciudadanos observa una «podemización» de los socialistas desde la llegada del Sánchez al Gobierno de la Nación. Javier Millán señaló «la falta de un modelo de ciudad, la incapacidad de gestión y de valentía política» como su balance de los tres años de Espadas al frente del Ayuntamiento, que en su opinión han sido «tres años de oportunidades perdidas». El portavoz de Ciudadanos criticó la falta de ejecución del presupuesto local –«solo un 20 por ciento hasta la fecha–, que solo se haya ejecutado un 6 por ciento de lo previsto para el Año Murillo», así como que «no le planten cara» al Estado, «ahora que gobierna su partido», para exigir la red completa de Metro, «que no es lo mismo que un tranvía».

Cerró la primera ronda el PP que consideró que la ciudad está «en el mismo sitio» que cuando Espadas comenzó a gobernar debido a su «falta de modelo de ciudad». El candidato de los populares a la Alcaldía, Beltrán Pérez, consideró que la ciudad está «estancada», pues lo único que se había avanzado era en tener un día más de Feria «por aquello del pan y circo» y «más sucia por la pérdida de calidad en los servicios municipales» y criticó igualmente que el regidor haya sido «sumiso» a la presidenta de la Junta de Andalucía en lugar de «reivindicativo». Y como muestra de que éste era, en el fondo, un debate preelectoral, Pérez aprovechó su intervención para desgranar los objetivos para la ciudad de su partido en los próximos 15 años.

La réplica a la oposición vino de la mano del portavoz de los socialistas, Antonio Muñoz, que repartió a diestro y siniestro y consiguió sacar del letargo a los presentes. A todos ellos les espetó que «el hilo conductor de sus intervenciones era la impotencia y la frustración porque pensaban que a estas alturas estaríamos contra las cuerdas y se han encontrado a un gobierno estable y solvente y les da coraje».

Concejal «Loreal»

Muñoz decidió que en el debate no se examinaba el gobierno e hizo su particular análisis de estos tres años de la oposición. A Beltrán Pérez le recriminó que tratara de esconder su veteranía en el Ayuntamiento, pues gobernó con Zoido. «Es el candidato Loreal, que necesita maquillarse para parecer un político de nuevo curso». A Javier Millán le pidió concreción. Son como Hamlet, no saben si ser o no ser. Los sevillanos quieren saber dónde están y qué quieren. En este tiempo sólo nos queda claro que pretenden privatizar la Plaza de España y acabar con las cotorras». A IU y PS, la «izquierda novelera», les pidió que pusieran «los pies en el suelo» y asuman que el PSOE es la alternativa para gobernar.

Obviamente la intervención de Muñoz levantó a la oposición, que criticó su «soberbia», «prepotencia» e incluso «poca vergüenza» y que desaprovechara el momento de responder a las cuestiones planteadas por los partidos.