Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 18 jul 2018 / 08:49 h.
  • Vigilia ante una esperanza que no entiende de credos
    La bandera republicana ondea ante la basílica de la Macarena en el acto para exigir la exhumación de Queipo de Llano. / Jesús Barrera

Apenas un centenar de personas se arremolinaron ante la basílica de la Macarena. Del intenso verde de un naranjo recién plantado en la remodelada plaza de la Esperanza Macarena brotaba como una rama más la bandera republicana, cuyos colores resaltaban sobre el fondo blanco y albero de una espadaña que recibía los últimos rayos del sol.

Alguno que otro llevaba un retrato de un pariente suyo muerto durante la guerra civil, víctima de la sinrazón y el fanatismo. En Sevilla fueron fusiladas más de 50.000 personas por orden del general Queipo de Llano, encargado de la sublevación fascista en Andalucía y que hoy «descansa en paz» en dicha basílica, mientras otros miles de anónimos defensores de la libertad yacen en cunetas y fosas aún sin localizar.

Precisamente junto a las murallas donde perecieron cientos de sevillanos, junto al último barrio de Sevilla que resistió al fascismo, la Coordinadora Andalucía Republicana volvió a exigir la exhumación de los restos del general golpista en una «vigilia laica». Ya el año pasado hicieron un acto similar ante la puerta del Palacio Arzobispal.

Algún que otro medio nacional no quiso perderse la escena. Micrófono en mano, el secretario general del PCE, Enrique Santiago, pidió a la presidenta andaluza, Susana Díaz, que ponga «día y hora» a la salida de los restos de Queipo de Llano. Su homólogo andaluz, Ernesto Alba, le pidió «valentía».

En la Junta no descartan «aplicar la ley». El vicepresidente del Gobierno andaluz, Manuel Jiménez Barrios, señaló que «saludarían» el hecho de que la hermandad decida «retirar voluntariamente» los restos de Queipo de Llano y defendió que la Ley de Memoria Democrática «no llega al año y medio de vigencia», por lo que han de ser los expertos quienes se pronuncien «sobre cada caso». «La Junta quiere que Queipo de Llano esté retirado de los símbolos expuestos al público», señaló.

Alberti dijo de la Esperanza Macarena que era «camarada, compañera de obreros y campesinos». Ahora, los descendientes de esos obreros y campesinos mantienen la esperanza de que alguien dé un paso para poder cerrar algún día las heridas de una vieja guerra. Porque, a fin de cuentas, la esperanza no entiende de credos.