La VII edición de la pasarela We Love Flamenco, dirigida por Go! Eventos, la empresa de Javier Villa y la modelo Laura Sánchez, se consolida definitivamente como el principal escaparate sevillano de invierno para las golosas propuestas de diseñadores que piensan desde ya en el volante primaveral que, aunque no lo parezca aún, está a la vuelta de la esquina. El salón real del hotel Alfonso XIII de Sevilla está acogiendo desde el miércoles una treintena de propuestas variopintas que demuestran no solo la imaginación sobrada de la tierra, sino el carácter atemporal, ecléctico, transfronterizo del traje de flamenca.
El lleno absoluto de cada desfile demuestra que hay ganas de moda, de innovación y de que el concepto de lo flamenco no solo se extienda a lo largo del año, más allá de la algarabía del mayo florido, sino a lo largo y ancho del propio desplante, que ya no es solo patrimonio de bailaoras, sino de mujeres que se ven guapas con trajes que se inspiran en el tradicional vestido de flamenca pero que evoluciona muchísimo más allá de él. Desde las promesas que proponen con valentía, como la palaciega Laura de los Santos, que desfiló la tarde del jueves, hasta las firmas consolidadas que siguen demostrando por qué lo son, como ha hecho este mediodía Ángeles Verano, a sus veinticinco primaveras en la pasión, que es lo mismo que decir la profesión.
En efecto, el jueves trajo Laura de los Santos al Alfonso XIII toda la tierra marismeña en sus vestidos teñidos de olivas gracias a la memoria gustosa de su abuelo y del barrio de Los Palacios y Villafranca que la ha visto crecer, el de la Almazara. La ganadora del concurso de noveles del pasado año ha sorprendido a todos, y no solo a Laura Sánchez que no se mordió la lengua en piropos. Sus últimos modelos, con una línea masculina entallada en el blanco y negro de su colección titulada La Unión, levantaron al respetable, sorprendido con los tejidos de bambula y popelín y una paleta de colores que ya cautivaba por sí sola. De hecho, a Laura le llovieron inmediatamente los halagos y las peticiones.
Manuela Martínez, que la siguió en el mismo salón, trasladó a los asistentes al aire de las tribus africanas con su Safari. Evidentemente el color de la tierra tuvo que ser protagonista, que tuvo su continuidad fascinadora de la tarde en el predominio de un verde bautizado con el nombre de Colibrí a cargo de las diseñadoras Ángela y Adela, que se mantienen fieles a un estilo muy trabajado en los últimos años, con cortes desenfadados e irresistibles.
La noche, Sorprendentemente Flamenca, se hizo en el Alfonso XIII con la propuesta más ecléctica hasta la fecha de Pol Núñez, que revolucionó lo que tuvo al alcance de sus faldas y de un amarillo que convierte en seña de identidad, tantas veces hippie.