Como una misión espacial a Marte, o como el primer viaje a la luna. Así imagino la primera circunnavegación a la Tierra. Un viaje a lo desconocido que supuso una de las grandes hazañas logradas por el ser humano. ¿Y de dónde salió? Precisamente desde Sevilla, una de las ciudades desde donde conmemoraremos el próximo año el 500 aniversario de tan increíble viaje.
El objetivo inicial no era dar la vuelta al mundo, sino hallar una ruta alternativa para llegar a las preciadas Islas Molucas, donde se cultivaban las tan ansiadas especias, como la nuez moscada, la canela o el clavo de olor. Tras el Tratado de Tordesillas, cuyo original se alberga en el interior del Archivo de Indias, España y Portugal dividieron el Océano Atlántico, concretamente con una línea situada 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde; así, la Corona Española no podía rodear la costa occidental africana para cruzar por el Cabo de Buena Esperanza hacia el otro lado del continente, ya que esta vía era la custodiada por los portugueses.
Por ello, había que encontrar una segunda ruta para cargar las especias en los barcos. Y curiosamente fue un portugués, Fernando de Magallanes, el que organiza la expedición y consigue que el emperador español Carlos V financie su proyecto, tras las negativas de su homólogo lusitano Manuel I. Para prepararlo, se reúne en Sevilla con sabios y gente importante, donde planean viajar siempre al oeste y cruzar por debajo del continente sudamericano. Era territorio desconocido, puesto que nadie antes había navegado más al sur del estuario del Río de la Plata, aunque ya personajes ilustres como Cristóbal Colón sospechaban que existía una conexión con el otro lado.
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Visitas guiadas por Sevilla / Seville walking tours
Finalmente, el 10 de agosto de 1519 partirían de Sevilla 239 hombres, la mayoría españoles, aunque acompañados de portugueses, franceses, italianos, flamencos y africanos, repartidos a su vez en 5 barcos: San Antonio, Trinidad, Concepción, Victoria y Santiago. Salieron del Muelle de las Mulas, en la margen derecha del Guadalquivir, donde actualmente está situado el club Real Círculo de Labradores, acompañados por el sonido de los cañonazos y los vítores de los curiosos que acudieron a despedirlos. En la Plaza de Cuba, situada junto a este lugar, podrá ver el monumento a la “milla 0”, un astrolabio enorme que señala el lugar donde empezó lo que a la postre sería la primera vuelta al mundo.
La expedición comenzó no con pocos problemas, ya que la mayoría de españoles garantizaba una fuente constante de conflictos, debido a que estos recelaban de que la empresa fuera comandada por un portugués, el cual además usaba muchos medios para demostrar a sus subalternos que él era quién mandaba. Para colmo, todo comenzó a torcerse cuando Magallanes se dio cuenta que el estuario del Río de la Plata no conectaba con el otro lado, por lo que tuvieron que continuar hacia el sur y soportar el invierno muy cerca de la Antártida; fue una auténtica odisea que provocó que, al frío, se sumaran diversos motines a bordo. Finalmente, tras perder dos de los barcos, conseguirían encontrar un paso, confirmando así que el continente americano estaba separado del asiático por un gran océano navegable.
A este nuevo océano le llamaron Pacífico, porque navegaron durante días sin ninguna tormenta reseñable hasta llegar a las unas islas que Magallanes llamó de San Lázaro, las actuales islas Filipinas. Fue la primera gran alegría del viaje ya que los hambrientos marineros pudieron aprovisionarse de víveres, aunque fue al mismo tiempo la perdición del marino portugués; consiguió someter a sus habitantes a la Corona y al cristianismo, aunque para ello se comprometió a derrotar a su gran enemigo Lapulapu, al caudillo de la isla de Mactán. Pero no lo consiguieron y en la batalla varios marineros murieron, entre ellos el mismo Magallanes.
Tras este incidente, continuaron a toda prisa el viaje hasta las Islas Molucas, donde cargaron con especias los dos barcos supervivientes, la Trinidad y la Victoria. Tras un acuerdo, se decidió que la primera regresaría por la misma ruta de la ida, y que la nao Victoria, comandada por Juan Sebastián Elcano, volvería a España usando la otra vía, para lo que tendría que bordear el Cabo de la Buena Esperanza y asumir riesgos con los portugueses. Después de muchos problemas y tras más de 3 años de expedición, el 8 de septiembre de 1522 por fin llegaron a Sevilla 18 “espectros”, un puñado de marineros enfermos y desnutridos, irreconocibles por su extrema delgadez, pero con fuerzas suficientes para dirigirse, nada más pisar tierra, a agradecer a la Virgen de la Antigua este auténtico milagro, el cual supuso una de las mayores hazañas jamás realizadas por el ser humano.