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Actualizado: 24 ene 2018 / 21:54 h.
  • La red como nueva alianza con el presente
    Un grupo de personas recibe una charla formativa en un centro Guadalinfo de la provincia. / El Correo
  • La red como nueva alianza con el presente
    Un usuario visualiza la pantalla de su móvil, en la que aparecen los logos de varias redes sociales.
  • La red como nueva alianza con el presente
    Jaime Aranda, presidente de SevillaUP, posa para El Correo. / Jesús Barrera

La Exposición Universal de Sevilla de 1992, la EXPO en el universo global de la capital de Andalucía, revolucionó la rutina de una ciudad en la que aterrizaron los primeros teléfonos móviles. Hasta entonces, los afortunados que disponían de aquellos aparatos debían transportar una especie de central receptora de más de 10 kilos de peso para hablar sin necesidad de recurrir a una red fija. Aquel año, el de los Juegos Olímpicos de Barcelona y el pleno empleo en el corazón de La Cartuja, los sevillanos aceptaron el reto de bucear por la hoy llamada tecnología de última generación. 26 años después de aquella efemérides, internet, una palabra que nació en 1969 en California por una conexión entre computadoras de tres universidades diferentes, ha revolucionado el día a día de las miles que personas que, atraídas por el imán de la globalidad, han encomendado sus esperanzas en el mercado laboral al mundo digital. ¿Es posible ser una referencia a nivel internacional en un sector condicionado por las nuevas tecnologías desde una localidad de apenas 300 habitantes y sin una amplia cobertura? La respuesta, matizada por los expertos, es afirmativa.

Jaime Aranda, presidente de la Asociación SevillaUP y cofundador de workINcompany, el primer espacio de coworking en Andalucía, considera que es clave que los jóvenes emprendedores cultiven su ingenio y su adaptación al mercado laboral desde que son universitarios. «Cualquier profesional debe recurrir a internet como herramienta para difundir su currículum», aconseja. Las nuevas tecnologías, que engloban al sistema de internet, han modificado el modus operandi en el mercado laboral tanto de los aspirantes al empleo como de las empresas que ofertan una plaza. «Los competidores de los jóvenes emprendedores son globales. La geografía es un concepto totalmente irrelevante, ya que las distancias no existen con la tecnología», apunta Aranda. «Yo siempre le pregunto a aquellos que quieren ser autoemprendedores o ganarse un lugar que por qué les van a elegir a ellos. Al final marca lo que te hace diferente», recalca en alusión a la necesidad de imponer una forma distinta de transmitir y de actuar en internet.

Los blogs, las app o los vídeos en plataformas de difusión tipo Youtube han sido algunos de los elementos empleados en los últimos años por miles de jóvenes o emprendedores que han tratado de combatir la crisis con ideas genuinas, un modelo al que contribuyeron plataformas de consulta como LinkedIn o InfoJobs. La tecnología ha derribado fronteras físicas y ha permitido que un habitante de Madrid disponga de idéntica capacidad de presencia en el mercado que un ciudadano de una localidad de la Andalucía profunda. «Es verdad que las distancias no existen y que es fácil encontrar herramientas para el aprendizaje colectivo, aunque también es cierto que el contacto directo siempre aporta», argumenta. Y en el deseo y la necesidad de exponer a un colectivo nació la idea del networking, que es una forma de trabajar en red. Una de las apuestas más efectivas de los aspirantes a ahuyentar el desempleo juvenil fue el videoblog, un formato que permite difundir ideas o proyectos a través de una ventana al mundo digital. De esa forma surgió el modelo de crowfunding, que consiste en buscar financiación externa en internet para desarrollar proyectos que requieren de un micromecenazgo colectivo.

Alejado del foco del plano laboral surge el concepto moderno de relaciones sociales, condicionado en pleno siglo XXI por las redes sociales. Twitter, Instagram o Facebook han generado un nuevo mapa que ha revolucionado el modelo de interacción personal. El sector de edad más afectado por el nuevo tejido de relaciones digitales ha sido el de las personas de la tercera edad. Nacidos en la Guerra Civil o en plena República, los hoy octogenarios o nonagenarios han aprendido a combatir su soledad o su simple curiosidad a través de un artefacto que nació cuando ellos ya no cumplían los años de actividad laboral: el ordenador. Una de las instituciones que más ha contribuido a romper la brecha digital en Andalucía ha sido Guadalinfo, que apadrinó un ambicioso proyecto que ha alfabetizado digitalmente a miles de mayores de 65 años.

El formato IntegraTIC: Integración psicosocial de los mayores a través de las NNTT ha permitido que miles de hombres y mujeres que residen en núcleos alejados de las principales urbes autonómicas y con una nula formación digital hayan aprendido a ser autónomos en un mundo de posibilidades infinitas. Los alumnos han creado hasta su propio blog personal para difundir sus ideas o proyectos de vida.

¿Y LA RUTINA DIARIA?

La tecnología se ha convertido en un aliado para la rutina de quienes controlan su día a día a través de la pantalla de su teléfono móvil, plagado de app. Aquellos que tratan de mantenerse excluidos del mundo digital deben soportar el pulso cada vez con menos opciones. La digitalización de la renovación de la tarjeta del SAE –antiguo INEM– o la adquisición de una cita médica son dos trámites burocráticos que son accesibles a un solo golpe de click. Las app han proliferado de forma sobresaliente en los últimos años y los usuarios pueden realizar una infinidad de gestiones de forma remota a través del móvil.

Adquirir la compra semanal por una pasarela de pago digital, pagar el parking público con una simple contraseña gracias a un programa, consultar los movimientos bancarios por una cuenta on line, elegir un viaje a través de las diferentes plataformas de reserva o apostar en algunos deportes son actividades cotidianas en un siglo, el XXI, en el que la alfabetización digital es una cuestión global.