A las cinco y media de la tarde sonará, puntualmente y por última vez en esta temporada de 2022, el pasodoble ‘Maestranza’ para dar paso a las cuadrillas que encabezan los matadores Diego Urdiales, José María Manzanares, Daniel Luque, Juan Ortega y Pablo Aguado además del novillero sevillano Diego Bastos. La guinda del festejo, a modo de clase práctica, la pone el becerrista salmantino Marco Pérez estoqueando un añojo de Jandilla. El resto de espadas lidiarán, respectivamente, utreros de los hierros de Espartaco, Daniel Ruiz, Victoriano del Río, Garcigrande, Talavante y Núñez de Tarifa.
Los siete actuantes de vestirán de corto por un buen fin, confirmando una vez más la decidida vocación solidaria de los hombres del toro. Será la mejor guinda a una notable temporada que ya cerró el abono en la reciente Feria de San Miguel. La junta de gobierno que ahora preside Ignacio Soro encomendó en su día al diestro sevillano Emilio Muñoz la labor de poner en pie el cartel de este festejo que ha vuelto a contar con la inestimable colaboración de la empresa Pagés para dar cobertura organizativa al empeño. Ha habido que esperar dos años para poder celebrarse. Estaba previsto para 2020, un año fundido a negro en lo taurino por mor de la pandemia; tampoco pudo ser en 2021 ante la incertidumbre que planteaban unos aforos reducidos que habrían limitado notablemente la recaudación.
Los beneficios están destinados a la Bolsa de Caridad de la Hermandad del Gran Poder, pionera entre las cofradías sevillanas, que fue fundada en 1953 en el seno de la corporación de la Madrugada para paliar las situaciones de “hambre, desolación y tristeza” de la Sevilla de la posguerra. Siete décadas después sigue activa y operante atendiendo las carencias y las necesidades de los hombres en este complejo primer cuarto del siglo XXI.