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Actualizado: 27 jun 2016 / 00:05 h.
  • José María Manzanares cuajó la que es, hasta ahora, la faena del año a un excepcional toro de Victoriano del Río en la corrida de Beneficencia de Madrid. / Efe
    José María Manzanares cuajó la que es, hasta ahora, la faena del año a un excepcional toro de Victoriano del Río en la corrida de Beneficencia de Madrid. / Efe

La noche más corta del año también marca el ecuador de una temporada que se lanza en las ferias del verano sin dejar de mirar el resultado de las elecciones bis. Pero la fiesta sigue y comienza a arrojar los primeros líderes de una campaña que prometía la irrupción de una nueva hornada de matadores. Así ha sido. Pero el relevo no ha sido tan contundente como nos prometíamos. Conviene ir por partes...

Algunos de esos jóvenes paladines sí han conseguido rentabilizar sus esfuerzos, materializados en una estadística que no siempre es fiel reflejo de la realidad del ruedo. Es el caso de Alberto López Simón, que ha conseguido mantener una encomiable regularidad triunfal paralela a su condición de líder del escalafón. El madrileño, en cualquier caso, mantiene aún una relación agridulce con la crítica más encopetada. La discusión de su auténtico fondo como torero permanece abierta. Dentro de esos toreros emergentes merece una mención especialísima el flamante diestro peruano Andrés Roca Rey. Sale muy reforzado de Madrid y sigue navegando a todo trapo aunque debe administrar ciertos esfuerzos y -sobre todo- algunos excesos escénicos para sacar el auténtico y valioso potencial taurino que lleva dentro.

Pero hay que ocuparse de las figuras consagradas, que mantienen el tipo a pesar de los años y el desgaste del oficio. La incombustibilidad de Enrique Ponce; la sorpresiva y excepcional faena madrileña de Manzanares cuando más se discutía su definitivo compromiso con la profesión; los luminosos trasteos puntuales de Morante o la madera de líder de El Juli son activos difíciles de remover. Sí ha retrocedido ligeramente Perera, un torero de valores absolutos que no luce en el medio tono. Ojo: dentro del grupo despega Alejandro Talavante, que ha alcanzado la definitiva madurez después de una década de crisálida. Mereció salir a hombros en Madrid. Ya es uno de los toreros del año.

Pero hay que volver a los postulantes, empezando por el concepto clásico de Paco Ureña, revelado como gran intérprete. Hay que dar más tiempo a Garrido que quiere, tiene y pronto podrá. Tampoco podemos olvidar la emocionante, gozosa y triunfal resurrección taurina de David Mora, uno de los grandes de una isidrada que ha dejado a Castella en el limbo y ha tocado en la línea de flotación a Urdiales.

Dejamos para el final el caso especial de un torero que no cuenta en la estadística. José Tomás ha logrado revolucionar los abonos -Jerez, Alicante, Huelva, San Sebastián- en los que se anuncia. Su situación -puntualmente rentable para las empresas que lo contratan- es excepcional pero comienza y termina en él mismo. No es ningún reflejo de la auténtica realidad del toreo.