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Actualizado: 22 abr 2023 / 22:44 h.
  • Una gran corrida de toros
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  • Una gran corrida de toros

El titular resume el argumento del encierro: una gran corrida de toros lidiada por Victorino Martín que devolvió a la divisa cacereña a sus mejores fueros en la plaza de la Maestranza. Los viejos 'albaserradas', que habían recuperado su tirón taquillero en este sábado de alumbrado, brindaron un excelente espectáculo global que hizo olvidar hasta las agujas del reloj teniendo en cuenta que la corrida alcanzó las tres horas de metraje.

Una gran corrida de toros

A pesar de eso, en la plaza no se aburrió nadie. Pero el festejo hay que contarlo pendientes del guión que prestó el toro. Fueron seis ejemplares, un puntito desiguales de presentación, que fueron fieles a las pautas de hechuras y comportamiento del prestigioso hierro de la familia Martín. De la lista sólo falló el tobillero segundo pero hay que anotar un primero noble y agradecido; un gran tercero de boyante pitón izquierdo; un cuarto, tan en Victorino, que tambíen lo dió todo por ese lado y, sobre todo, un excelente quinto -era hijo del célebre 'Cobradiezmos, indultado por el propio Escribano- al que había que extraer su maravilloso fondo con paciencia de alquimista. El sexto, finalmente, no falló al cupo de las más genuinas alimañas del hierro de La A coronada.

Una gran corrida de toros

A partir de ahí hay que valorar la labor de los toreros, comenzando por Manuel Escribano que supo extraer muletazo a muletazo esa enorme dimensión que encerraba el quinto de la tarde. El diestro de Gerena ya había indultado al padre de ese ejemplar hace siete años y el destino le tenía reservada esa embestida progresiva que supo entender y administrar desde que recibió al toro a portagayola hasta que lo despenó de una gran estocada. Manuel ya le había cogido el aire manejando el capote y pudo comprobar la codicia del animal al ser perseguido a la salida del tercer par. Brindó a Antonio Sanz y a partir de ahí, toreando en redondo, pudo calibrar la calidad de una embestida que, de puro humillada, había que extraer como el agua de un pozo.

Una gran corrida de toros

Manuel fue toreando, cuajando al toro, enseñando su buena condición, yéndose tras la embestida en muletazos cada vez más hondos, dichos más para dentro, dejando la muleta puesta bajo el hocico... Fue una faena in crescendo, interpretada al ralentí, trufada de detalles de buen gusto que rubricaba el excelente son del encierro. El espadazo cayó un punto trasero pero las orejas eran de cajón. Escribano, que había tenido pocas opciones con el molesto y tobillero ejemplar que hizo segundo, las paseó sabiendo todo lo que significaban.

Una gran corrida de toros

Pero ese quinto, llamado 'Patatero' fue en realidad la guinda de un gran encierro global en el que hay que anotar los completos lotes que sortearon El Cid y Emilio de Justo. El diestro de Salteras volvía a enfundarse el vestido de torear después de cuatro años de barbecho y lo hacía delante de los toros que le habían dado fama y hacienda. Le sacaron a saludar tras el paseíllo y supo dar una buena impresión con el noble y manejable ejemplar que hizo primero, ideal para ese reencuentro. Lo mejor llegaría con el cuarto, un genuino 'victorino' que humilló siempre por el pitón izquierdo con las cositas de su sangre al que El Cid toreó en su mejor versión hasta cortar esa oreja que debió saberle a gloria.

Una gran corrida de toros

Otra oreja se llevó, también toreando por naturales, el diestro cacereño Emilio de Justo. Volvía a la Maestranza después de haber quedado en el dique el año pasado a raíz del terrible percance de su encerrona madrileña. Emilio supo entregarse y acompasarse a esa embestida en una notable y entregada faena que le sirvió para puntuar. La espada, eso sí, le impidió conseguir mejor premio de su entregada labor al sexto, la genuina y geniosa alimaña de la casa que puso el postrer punto de emoción a la corrida. La impresión final era unánime: una gran corrida de toros.

Una gran corrida de toros

FICHA DE LA CORRIDA

Ganado: Se lidiaron seis toros de Victorino Martín, desigualmente presentados. El excelente quinto, al que se le dio la vuelta al ruedo, fue la guinda de un gran encierro global en el que brillaron también tercero y cuarto por el pitón izquierdo. Fue noble el primero; tobillero el segundo e importante, por exigente, el sexto.

Una gran corrida de toros

Matadores: Manuel Jesús 'El Cid', de carmelita y oro, vuelta al ruedo y oreja.

Manuel Escribano, de yedra y azabache, ovación y dos orejas tras aviso.

Emilio de Justo, de burdeos y azabache, oreja y ovación tras aviso

Incidencias: la plaza casi se llenó en tarde espléndida. Saludó Lipi tras parear al cuarto. La corrida duró tres horas.