Judo

Fran Garrigós logra la primera medalla para España y rompe con su bronce la maldición del judo

El judoca de Móstoles rompe la maldición de 24 años sin medallas olímpicas del judo español tras vencer en el combate por el tercer puesto al vigente campeón del mundo, Guiorgui Sardalashvili

Fran Garrigós: "Es un sueño que tenía desde pequeño"

Marta Fernández

Francisco Cabezas

Francisco Cabezas

Las maldiciones siempre tienen un punto marcado de incomprensión. El judo se había convertido para España en un deporte demasiado contradictorio. La imposibilidad de hacer casar la expectativa con el resultado estaba resultando ya demasiado dura. Porque, desde que Isabel Fernández lograra el oro en Sidney 2000 (apenas la sexta de la historia), hace ya 24 años, ningún español había logrado colgarse un metal olímpico. Lo consiguió, por fin, y tras mucho esfuerzo y dolor, Fran Garrigós este sábado en París. Venció en la lucha por el bronce de la categoría de -60 kilos al vigente campeón del mundo, el georgiano Guiorgui Sardalashvili en el Campo de Marte, con la Torre Eiffel escondida tras un pabellón prefabricado convertido de repente en paraíso.

Venció Garrigós a su rival en la técnica de oro, como a él le gusta, cuando el precipicio asoma. Quino Ruiz, el druida del judo de Brunete, su entrenador, se llevaba las manos a la cabeza después del triunfal 'waza-ari' mientras su hijo pródigo apretaba los puños. Fue el triunfo de una vida de Garrigós ante sus padres, Paco y Manoli, exultantes. Y sufridores siempre. Manoli tocaba el pelo de su hijo, como si lo estuviera acunando. La escena estremeció.

En Fran Garrigós ya habitaba un pálpito que nada tenía que ver al que tuvo en sus dos anteriores Juegos Olímpicos, cuando fue derrotado tanto en Río como en Tokio al primer pestañeo. Ya no se trataba de tener que digerir la derrota, sino de comprenderla. El conocer el por qué. Y si, realmente, ésta te puede aplastar en el abismo si no te apartas de la alta competición.

Su derrota en la semifinal ante el kajazo Yeldos Smetov pudo haber pesado a Garrigós. La mano con la que Smetov agarró el cuello del español fue difícil de digerir. Tanto en el tatami, donde el judoca español se quedó sin respuesta, como en la psique, preparado como estaba el campeón mundial en 2023 al cielo olímpico.

Se repuso Garrigós a una decepción que obligaba a ser momentánea.

Preparación emocional

Ayudó a Fran Garrigós su psicólogo personal, Pablo del Río, con quien lleva más de una década tratándose. Aunque la decisión de verdad la tenía que tomar el judoca, que tuvo que volver a enamorarse de un deporte en el que, por un tiempo, había dejado de creer. La reconciliación fue tal que se hizo con el campeonato del mundo en 2023 en Zagreb, pero también con el oro europeo en 2024 (ya lo había logrado en 2021 y 2022). "Era muy importante para mí saber de lo que tenía que preocuparme, pero también de lo que dependía de mí", explicaba en una entrevista con este diario.

Los fantasmas sobrevolaron el pabellón metálico del Campo de Marte. A Garrigós lo llevó al límite su primer rival en octavos, el belga Jorre Verstraeten al que sólo pudo ganar después de tres minutos del tiempo de la técnica de oro. Pero aquello fue una liberación. Se impuso en los cuartos a quien nunca se había impuesto en cuartos, el japonés Nagayama, maleducado al negar el saludo al español, como si quedarse plantado como una estatua corrigiera su destino. En la semifinal le fue imposible superar el brazo de Smetov. Pero en el combate por el tercer puesto llegó el éxtasis.

Garrigós, sargento reservista del Ejército del Aire y del Espacio y graduado en Ciencias de la Actividad Física y Deporte con un Máster MBA en Gestión de Entidades Deportivas, ya tiene un lugar en la historia del deporte español.

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