Boxeo

Ayoub Ghadfa gana la plata porque el oro era imposible

El boxeador marbellí sucumbe ante el uzbeko Jalolov, un tótem inabordable e invicto desde 2018 que no le dio ninguna opción

Ayoub Ghadfa en la ceremonia de entrega de medallas.

Ayoub Ghadfa en la ceremonia de entrega de medallas. / KIKO HUESCA / EFE

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Se dibujaba un gigantesco muro en el horizonte olímpico de Ayoub Ghadfa y, cuando el marbellí lo alcanzó, descubrió que, en efecto, era inabordable. La pared levantada por el titánico Bakhodir Jalolov se le cayó encima al español en la final olímpica de los superpesados, haciendo buenos todos los análisis previos que señalaban al uzbeko como un 'monstruo' imbatible en el campo amateur. La plata que hoy sabe amarga es el extraordinario premio para un Ghadfa que llegó tan lejos como era posible, reconfirmado que Jalolov no es de este mundo. Ganó la plata porque conseguir el oro era sencillamente imposible.

Ganó el descomunal púgil uzbeko por una decisión unánime irreprochable, dominador de principio a fin en los tres asaltos, letal en cada golpe que asestaba, con una velocidad de puños que no parece posible en un tótem de dos metros de altura. Arrinconó a Ghadfa, le aturdió, a ratos le provocó temblores en sus piernas, inclementes sus golpes. Nada que no entrara dentro de las previsiones de quien este sábado en París ganó su segundo oro olímpico consecutivo en la categoría de más de 92 kilos.

La velada, en Roland Garros

Roland Garros fue el peculiar escenario de la velada y generaba un cierto impacto ver ahí, en el lugar en el que Rafa Nadal se hizo leyenda, en el que Novak Djokovic culminó días atrás ante Carlos Alcaraz la obra de su vida, contemplar una sesión de boxeo. Tan distanciados los tenistas, con una red que les distancia; tan cerca los boxeadores, con un encordado que les encajona. Una sesión olímpica disruptiva en la Philippe Chatrier cuyo nexo de unión con su pureza más genuina era tener un 'main event' protagonizado por un español, quién lo podría haber predicho.

Jalolov fue superior a Ghadfa.

Jalolov fue superior a Ghadfa. / Kiko Huesca / EFE

No existían precedentes entre estos dos titanes, pues el único que deparó el azar, en las semifinales del último Mundial, jamás llegó a disputarse, pues Ghadfa se vio obligado a renunciar por lesión. Aquel campeonato lo ganó Jalolov, al igual que el celebrado en 2019 (no fue al de 2021), como el torneo olímpico de Tokio 2020. Una exhibición de dominio en todo el ciclo olímpico que ya había extendido aquí en París, ganando sus tres anteriores combates por decisión unánime.

Una derrota incontestable

No perdía un combate el uzbeko desde 2018 y no iba a poder ser Ghadfa quien quebrara semejante racha de imbatibilidad antes de, seguramente, abandonar el boxeo amateur para sumergirse de lleno en el profesional, en el que ya acumula 14 combates que se cuentan por triunfos. Este sábado, quedó claro desde el primer asalto que Jalolov había acudido a Roland Garros a recoger su oro. Y que Ghadfa, tras ser mejor que todos los demás en estas dos semanas de Juegos, nada iba a poder hacer frente al 'monstruo' definitivo del boxeo amateur.

Ayoub Ghadfa, de azul, durante la final olímpica contra Jalolov.

Ayoub Ghadfa, de azul, durante la final olímpica contra Jalolov. / Kiko Huesca / Efe

Ayoub Ghadfa Drissi El Aissaoui, recuerden su nombre. Pese a la derrota final. El chico marbellí, hijo de la inmigración, que recurrió al 'kick boxing' como asidero a la sociedad para escapar del 'bullying' que sufría por sus orígenes y su sobrepeso. De ahí, con el paso de los años, al boxeo y a que Rafa Lozano, el seleccionador nacional, pusiera los ojos en él y quedara prendado por sus virtudes para este deporte. No se equivocaba y la plata conquistada en París lo confirma.

Dos medallas para España en boxeo

Y así se cierran los mejores Juegos Olímpicos de la historia del boxeo español, París como hito referencial en el que por primera vez se conquistaron dos medallas, pues a la plata de Ghadfa se suma también el bronce de Enmanuel Reyes Pla. Y, aunque no sumen en el medallero, los diplomas de Rafa Lozano Jr. y José Quiles sirven también para apuntalar la herencia que Rafa Lozano padre, plata en Sídney 2000, ha ido construyendo con tanto mimo como talento en los últimos años. Que dibuja perspectivas de éxito de cara a Los Ángeles 2028. De momento, hasta aquí han llegado. Y no es ni mucho menos poco.

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