Opinión
Gabriel Ramírez
Paz Padilla, la ciudad de Luján, la variante Óritron y las cuarentenas en Tele5
Paz Padilla. / EFE / Gabriel Ramírez
Creo que no hay que ponerse a la altura de lo que uno cree que son bobadas, o de los indigentes culturales a los que contar chistes les ha permitido llegar a cotas inimaginables, o a los que defienden sus ideas como si les fuera la vida en ello sin saber qué es lo que dicen. Pero sí conviene matizar algunas cosas y dejar una muestra de lo que dice o hace un sujeto para que cada uno pueda sacar sus propias conclusiones.
Paz Padilla es una mujer que comenzó en la televisión contando chistes. Muy bien. Ha logrado presentar programas de televisión e intervenir en otros; ha intentado hacer carrera como actriz aunque eso ya les digo yo que lo tiene crudo porque interpretar un papel no es hacer aspavientos y decir frases ingeniosas; dice haber escrito un libro lamentable por mucho que se venda (de «El Código Da Vinci» se vendieron millones de ejemplares y es una novela desastrosa) y anda subiéndose a los escenarios contando cosas sobre su vida. Muy bien y lo celebro. Paz Padilla piensa como le da la gana y hace bien. Ni yo ni nadie puede juzgarla por manifestarse contraria a ser vacunada. La libertad es sagrada, amigos.
Hasta aquí todo bien, pero hay que dejar algunas cosas claras.
En primer lugar, salvo error por mi parte, la señora Padilla no es Diplomada en Enfermería sino Auxiliar de Enfermería. No es lo mismo una cosa que la otra. Esto me hace pensar que sus conocimientos científicos (si los tuviera) no le vienen del estudio universitario. Hay gente en las redes que defiende lo que dice esta mujer porque ‘es enfermera’ y no, no lo es. En la sanidad cada uno es lo que es: el médico médico, el enfermero enfermero, el conductor de ambulancia eso, conductor de ambulancia... Yo desde luego podría creer lo que diga ese conductor sobre la circulación en la gran ciudad en la que trabaja, pero si se me mete a virólogo ya me cuesta un poquito más seguir con atención lo que dice. Por tanto, lo que diga esta señora sobre el SARS-CoV-2 tiene la misma importancia que si lo digo yo: ninguna. Otra cosa es que podemos dar nuestra opinión sobre la gestión de la pandemia o sobre los sobrecostes en las compras, pero entrar en terrenos técnicos... ni hablar. El problema es que a esta mujer la siguen miles de personas que están dispuestas a creer cualquier patraña por la razón que sea. Del mismo modo que la gente acude a los que leen el futuro en unas cartas o van a visitar a un curandero desesperados por una enfermedad, por ejemplo, los hay que escuchan a famosos y dan por bueno todo lo que largan. Peligro absoluto. Me jugaría algo a que todo lo que sabe esta mujer sobre pandemias y virus lo ha encontrado en páginas de Internet escritas por el Doctor Bacterio o Mister Liendre.
Por otra parte, sería muy aconsejable que alguien le dijera a la señora Padilla que para hablar en público es necesario saber pronunciar las palabras que se van a usar. En el último vídeo de esta señora, puede comprobarse que no se trata de un chiste ni nada de eso; sencillamente, suelta palabras que ni se acercan a lo que quiere decir.
Arriesgarse a decir que las vacunas no sirven para nada es delicado. ¿Puede esta mujer poner en solfa el trabajo de empresas mastodónticas que han puesto a trabajar a miles de científicos para sacar adelante unas vacunas que han salvado cientos de miles de vidas? Hay evidencia científica de que así ha sido; sin embargo de lo que dice Paz Padilla es de cosecha propia y se soporta sobre la idea que maneja la cómica. Eso es todo y eso es poco. Creo yo que hay que ser muy temerario para soltar estas cosas aunque seas popular porque parece que existen más posibilidades de que haga el ridículo ella que los científicos.
Lo mejor es que escuchen lo que ha dicho y sean ustedes mismos los que valoren sus palabras. Y piensen lo que va a suceder si esta mujer trabaja con normalidad siendo positivo por Covid-19 y colabora en la Nochevieja de Tele5. A ver cómo se justifica eso.
Ah, por cierto, ayer me puse la tercera dosis de la vacuna. Me duele el brazo. Y tal vez me muera a causa del SARS-CoV-2; soy consciente de ello porque desde el principio lo han advertido. Pero en una casa en la que viven 7 personas (incluyendo una anciana de casi 88 años) no parece que hayan venido mal las vacunas porque todo está yendo de maravilla y aquí seguimos dando guerra. Ahora bien, que cada uno haga lo que quiera, salvo el ridículo, coño.
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