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Solo puede quedar uno: el dilema del PSOE entre Sánchez e Illa

Salvador Illa y Pedro Sánchez.

Salvador Illa y Pedro Sánchez. / Eric Renom/LaPresse

Activado el cronómetro hacia las elecciones catalanas del domingo las encuestas confirman que la gobernabilidad de Cataluña no será fácil. Días atrás, en pleno retiro de Pedro Sánchez y mientras el presidente meditaba sobre su destino, un dirigente del PSOE andaluz, con muchos trienios ya en el carné, escribió el siguiente mensaje: “Tampoco queda tanta legislatura, tras las catalanas solo puede quedar uno, o Pedro Sánchez o Salvador Illa”.

Las urnas tendrán la última palabra y las encuestas publicadas hasta la fecha dan en su mayoría el triunfo del PSC en duelo con Junts y con una ERC en caída. Si Illa gana las elecciones, necesitará a ERC para formar gobierno y a algún otro socio. Si Carles Puigdemont quiere intentarlo igualmente necesitará a más de un aliado. Se intuye un escenario postelectoral a cara de perro con el PSC y Junts disputándose la presidencia de la Generalitat. Si el PSOE gana el duelo tiene ya asumido que se puede despedir de los siete escaños de Junts con los que ganó la investidura en el Congreso. Unos Presupuestos Generales del Estado se entenderán descartados. La gobernabilidad desde Madrid será muy complicada.

Si estos pronósticos se cumplen y el escenario se complica hasta el punto de poner en riesgo el Gobierno de España, en el PSOE aseguran que ya han tomado una decisión: Cataluña. Las federaciones más importantes del partido, como es el caso de Andalucía, dejan claro que sacrificar al PSC por un Gobierno inestable al albur de los caprichos de Puigdemont no tiene sentido ninguno. Se aguanta lo que se pueda de legislatura y se convocan elecciones con el viento a favor de haber dado una solución al conflicto de convivencia con Cataluña y, si un buen resultado en las europeas corona la operación, miel sobre hojuelas.

Ferraz, aseguran algunos socialistas, está también en el mismo análisis. Cuando a la política española se le reprocha el juego del regate corto y a Pedro Sánchez se le reprocha su último arrebato como si fuera una pataleta adolescente, hay que echar la vista unos meses atrás. En concreto a agosto de 2023. En ese momento comenzó a andar el reloj de la legislatura. Entonces se negociaba la presidencia de la Mesa del Congreso. Escuchar hablar de amnistía todavía era impensable en las filas socialistas aunque el “trasatlántico”, en palabras de una dirigente del PSOE, empezaba a virar en una maniobra que iba a durar meses. Se entregó la amnistía, se tragó con mucho más de lo que los socialistas admitieron que estaban dispuestos a tragar y allá por octubre se consiguió la presidencia del Gobierno.

Ya entonces la victoria del PSC en las elecciones catalanas comenzó a aparecer en los análisis del PSOE como el gran objetivo. Como el punto final de la legislatura. Como el triunfo definitivo de Pedro Sánchez para normalizar las relaciones con Cataluña tras años de conflicto. La estrategia habrá funcionado, decían en los momentos más duros desde el PSOE, cuando las calles gritaban contra la “traición” de Pedro Sánchez y lo acusaban de “indignidad” y de “felonía”, si los independentistas son desalojados de la Generalitat y Salvador Illa se convierte en president. Entonces, consideraban, podrán proclamar que Sánchez ha resuelto la mayor crisis territorial de España en siglos.

Quizás es verdad que el PSOE tenía un plan y la hoja de ruta existía pese a los meses de zozobra que está aguantando la política española. Quizás nada es más que casualidad o capricho del destino y en la política actual lo importante es la estrategia a corto plazo. Sea como sea, Cataluña, como lleva haciendo desde hace ya mucho tiempo, vuelve a tener en sus manos el destino de la política de todo un país. “Recuérdalo, tras las catalanas solo puede quedar uno o Pedro Sánchez o Salvador Illa y eso el PSOE ya lo tiene decidido”.

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