Opinión

Bienvenidos a la legislatura más cara de la historia

El coste de los pactos políticos con los socios de Pedro Sánchez está cuantificado pero un cupo catalán desbordaría cualquier estimación y no sólo económica, ¿cuánto merece la pena pagar?

Pedro Sánchez durante la sesión de control en el Congreso. / Eduardo Parra

‘El contenido económico de los pactos de investidura’. Hay un interesante informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) en el que, bajo ese título, se analiza pormenorizadamente el coste de que Pedro Sánchez fuera investido presidente del Gobierno.

Tras el pacto de coalición con Sumar, firmado en octubre, en noviembre se alcanzaron acuerdos de investidura con ERC, Junts, PNV, BNG y Coalición Canaria. En el informe se resumen y comentan los principales acuerdos económicos recogidos en estos pactos, sus posibles implicaciones para las finanzas públicas nacionales y autonómicas y las cláusulas más importantes de los acuerdos.

Reforma de la financiación autonómica (Sumar), mejora de la financiación de Cataluña (Junts y ERC), mejoras de la financiación del País Vasco (PNV), deuda autonómica (ERC), inversión pública (ERC y BNG)… El listado sigue: nuevas competencias, traspasos y ampliaciones, la bajada de la jornada de trabajo a las 37 horas y media, la subida del SMI…

Los antecedentes

Es cuando menos curioso ver la legislatura de Pedro Sánchez bajo este prisma económico. Tampoco es nuevo. A Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero los nacionalistas también les pasaron sus facturas y suelen cobrarse bien sus apoyos.

La cuenta, realizada en noviembre de 2023, apenas un mes después de que Pedro Sánchez revalidara como presidente del Gobierno, se ha quedado obsoleta. El precio que está pagando el PSOE es cada vez más alto. En el último capítulo, ERC pide que Cataluña salga del sistema de financiación autonómica para pasar a gestionar el cien por cien de sus impuestos. La factura de un concierto catalán como el cupo vasco costaría al sistema 30.000 millones de euros. En un momento convulso en Europa, cuando todo apunta a que vienen curvas y Bruselas llamará cada vez con menos indulgencia a los estados a apretarse el cinturón, gobernar a golpe de talonario para los socios es cada vez menos sostenible.

Eso mirando solo la factura económica. El coste electoral para el PSOE será alto en el resto de territorios de España que no sean Cataluña y País Vasco. Por ejemplo, ¿piensan los socialistas en cómo volver a ganar alguna vez en Andalucía? ¿Se hace alguien esa pregunta en Ferraz? El precio pagado para terminar con el conflicto catalán no debería ser una fractura del PSOE con el resto de territorios de España ni condenar principios como la igualdad, la solidaridad o la cohesión.

Ecos de amnistía

El Gobierno niega la posibilidad de un cupo catalán. Aseguran que ni siquiera está sobre la mesa. Que no será esa fórmula para acercar a ERC a una investidura del PSC en Cataluña. Espantan la posibilidad de un concierto catalán como el vasco. El runrún es demasiado parecido al de hace menos de un año cuando ese mismo gobierno empezaba a negociar la Mesa del Congreso y decía que la amnistía era impensable y no entraba en ninguna ecuación política. Ahí está la ley de amnistía publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y amortizada políticamente, sin pasarle factura a los socialistas, según ellos mismos interpretan de los últimos resultados electorales y la holgada victoria del PSC en las catalanas.

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La amnistía puede que no castigue pero cuidado con tocar el bolsillo o con agitar la fractura social y el agravio entre territorios. Ese sí que puede ser un polvorín. Vaya a ser que se apacigüe Cataluña y se revuelvan el resto de españoles. Todo análisis de coste y efectividad debe tener rentabilidad. Lo mismo esta está siendo la legislatura más cara de la historia.

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