Opinión | EL TRASLUZ

Eso mola

Donald Trump.

Donald Trump. / EFE

Si ser mejicano le garantizase a Trump el éxito electoral, se las arreglaría para serlo o para convencer a los votantes de que lo es. De hecho, envidia el lado negro de Kamala Harris porque hay en la negritud un yacimiento de votos. De ahí que niegue a su opositora ese costado. Entre tanto, DJ Vance ha cometido el error de meterse con la identidad gatuna, donde perderá unos miles de votos, porque allí como aquí, desde hace tiempo, todo va de identidades. En la Asociación de Defensores de la Capa Española, que quizá exista, puede haber gente partidaria de subir o bajar los impuestos a los ricos: eso se lo puedes discutir; lo que no debes poner en cuestión es su pasión por la capa española. Ocurre lo mismo entre los seguidores del Barça o del Real Madrid: los hay de todas las tendencias ideológicas, pero les une más el vínculo deportivo que lo que les separa el político.

En otras palabras, hay en el mercado identitario maneras de ser que en otro tiempo eran calderilla.

-¿Constituye una identidad ser de izquierdas?

Ya no. Ahora es un mero afluente del que podrías prescindir si eres nacionalista, por ejemplo. El nacionalismo está por encima de las ideas relacionadas con la justicia social o el reparto de la riqueza. Es preferible pasar hambre con patria que comer tres veces al día sin ella. De ahí el éxito de la retórica, pues para convencer a las multitudes de que ayunen conviene disponer de un pico de oro. En la antigua Roma, la Retórica era la asignatura principal del bachillerato (no se agolpen: lo del bachillerato es una broma). Si manejas las palabras, para qué necesitas la contabilidad. Lo urgente, hoy, es pertenecer a una peña, a un colectivo, a una asociación, a algo. Eso es lo que proporciona Trump, y el populismo en general, a los contribuyentes: disponer de un carné. Nunca los carnés estuvieron tan bien considerados.

Hay una asociación de Abogados Cristianos, donde uno no sabe qué tiene más peso, si lo primero o lo segundo, contrarios a la eutanasia, que nadie les obliga a practicar. Pero no es que estén en contra de la suya, sino de la tuya. Y funcionan. Tienen éxito porque lo importante es ser de algo que no sea nada.

Eso mola.

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