Opinión | Oído, visto y leído

Nadie hablará de los X

Brazo tatuado de un joven 'milenials'

Brazo tatuado de un joven 'milenials' / Miguel Gutiérrez

El otro día le pregunté a una amiga de mi quinta (tenemos cincuenta y tantos: no hace falta que concretemos…) qué le parecía Broncano, y me respondió “me gusta muchísimo, pero no le entiendo”. No hay más preguntas, señoría. Ya está, que nos hemos hecho mayores, Marta, que la conversación va por otro carril, que las cosas suceden en sitios donde no estamos ni tú ni yo, que la vara de mando ya le pertenece a otros.

Los nacidos entre la mitad de los sesenta y los primeros ochenta (nosotros, la generación X), a mitad camino entre los orgullosos y creídos “boomers” y los lánguidos y egoístas “milenials” siempre optamos por llamar poco la atención.

Pero el futuro ya no es tuyo, sino de los siguientes. Y los siguientes son milenials, esas personitas sostenibles, inclusivas, diversas, ecológicas

Tampoco nos ha ayudado nuestro carácter, más colaborativo que confrontativo, empático, indulgente incluso (frente a la revolución y el nacional-populismo, tendemos a la moderación, a la reforma, al pacto ¿hay algo con menos glamour?). La verdad es que apenas si tiramos algún adoquín y quemamos algún contenedor que otro, pero es que se nos cayó el muro de Berlín con todo el equipo, y en riguroso directo. Entre Verano Azul y esa gran estrofa que es “Sabor de amor/ Venus salida del mar” de Danza Invisible, ahí se mueven nuestros referentes, pasando por la pifia de Arconada en la final del 84, el twist de John Travolta y Uma Thurman y las fotos de Marta Sánchez en Interviú. Vaya mezclote, tú.

Pero el futuro ya no es tuyo, sino de los siguientes. Y los siguientes son milenials, esas personitas sostenibles, inclusivas, diversas, ecológicas. Adictas a Love of lesbian, Vetusta Morla, Radiohead o la caída de ojos de Jude Law. Todo esto les hace un poco quejicas, dolientes, seriotes, intensitos. Pero ya empiezan a tocar poder, los malditos: comunicadores como Aimar Bretos o Ibai Llanos, directores de cine como los Javis o Carla Simón, políticos como Errejón o Rufián, politólogos como Pablo Simón o periodistas como Elsa García de Blas. Vuelve, además, Amaia a la Oreja de Van Gog, quién da más. Outfit, slim, casual, hípster, snickers, palabrejas malditas. En literatura una jovencísima Sara Barquinero escribe una novela de casi mil páginas y la comparan con David Foster Wallace, y Sally Rooney -la estrella de la nueva literatura irlandesa, treinta y tres añitos- lo rompe con “Intermezzo”. Taylor Swift, C. Tangana, Cold Play, Bruno Mars o Rosalía hacen que los ritmos de las ciudades ya no vayan a nuestro paso: cual galápagos nos movemos por los márgenes, como si fuéramos una secta, intercambiando cuchicheos: ese restaurante peruano tan bueno, ese bar que te sabe echar el café, esa coctelería tan original, esa ruta que hay que hacer. Se nos nota a la legua también porque Karol G llena cuatro días el Bernabéu y no tenemos ni puñetera idea de quién es.

Nadie hablará de los X cuando hayamos muerto, pero somos resilientes, cabezones, prácticos, y tenemos fuerza de voluntad

Los “boomers” tenían empuje y los milenial quieren trascender, asi que los X hemos salido menos trascendentes y con menos empuje. Es lo que hay. La parte buena es que dimos poco la lata: fuimos la última generación que jugamos en la calle (acabamos con las reservas mundiales de mercromina, nosotros solitos), y la primera generación realmente igualitaria en los institutos y universidades españolas. Lo mismo veíamos un programa de “La Clave” que un capítulo de “Canción Triste de Hill Street”. Pedimos poca atención, nadie nos echó cuentas, hacíamos autocrítica y nos quejábamos lo justo. Nadie hablará de los X cuando hayamos muerto, pero somos resilientes, cabezones, prácticos, y tenemos fuerza de voluntad (explícale tú a un milenial lo que es la fuerza de voluntad, explícaselo…)…). Nos iremos cuando nos toque y sin hacer ruido, pero costará lo suyo. Eduardo Inda es de la generación X. El fiscal general del estado es de la Generación X. Camela es de la Generación X. María Patiño es de la generación X. Mike Tyson es de la Generación X. Prometemos batalla. Ojito.