Opinión | EL TRASLUZ

Una industria boyante

Fábrica de balas / Shutterstock

    Tengo interés en visitar una fábrica de balas, pero no creo que me dejen. Conozco fábricas de tenedores y cucharas, de pan, de bidés y de lavabos, qué sé yo, de todo o casi todo, y me gustaría, en este preciso momento de mi vida, acercarme a una de balas para escribir un reportaje. Hace años, si no recuerdo mal, inicié las gestiones para llevarlo a cabo, pero creo que alegaron motivos de seguridad para negarme el permiso.

     Motivos de seguridad, ¿quién se lo cree?

    La diferencia de las balas con todo lo mencionado anteriormente es que las balas matan. Se crean para eso, para matar, y da un poco de corte dejar que la prensa conozca su cadena de producción. El otro día mi nieta me contó que había ido con el colegio a visitar una industria de vidrio, para que ella y el resto de su clase conocieran el proceso de reciclaje que se inicia cuando tiramos una botella al contenedor correspondiente. Resultó muy didáctico, y entonces fue cuando me vino a la cabeza lo de la fábrica de balas. ¿Por qué no las visitan los colegios para mantenerse al tanto de uno de los instrumentos con los que los miembros de esta rara especie (la del homo sapiens) se matan entre sí? Los niños y las niñas se platearían muchísimas preguntas que quizá los adultos no sabrían responder.

     (Cuando los adultos no saben qué responder a las preguntas de los niños, algo raro les pasa a los adultos).

    Algo raro pasa, en efecto, cuando las fábricas de balas resultan tan rentables. La industria armamentística vive unos momentos de gloria excepcionales. No sabríamos decir si hay guerras porque hay armas o hay armas porque hay guerras. En todo caso, los dueños y los directores de las fábricas de armas evitan salir en la tele presumiendo de los beneficios de sus empresas porque les da vergüenza decir a lo que se dedican.

     (Cuando a alguien le da vergüenza confesar cómo se gana la vida, algo raro pasa en su vida).

    Por mi parte, si finalmente me dejaran acceder a una de estas instalaciones, preguntaría si en las balas viene ya escrito el nombre de su destinatario o destinataria. Deberían llevarlo a fin de que no le mate a usted la que debería matarme a mí.

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     O viceversa.

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