Opinión | Pensamiento Periférico

"Con Franco se vivía mejor"… y otras frases de la DANA

Es agotador enfrentarse a una maquinaria perfectamente diseñada y engrasada para difundir mentiras que está dañando gravemente la conversación pública

El Rey Felipe VI visita la Base Logística Principal del Ejército de Tierra en Valencia. / Jorge Gil

Resultó llamativo oír al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, asegurar que no sabe qué le pasa a los socialistas con los pantanos y las presas: "No lo puedo entender, todo lo que suena a presa parece que le estás diciendo que es Franco". Resultó llamativo porque hablaba, este lunes, de la presa de Alcolea en Huelva, cuya obra está pactada por el Gobierno y la Junta, con condiciones del Ministerio de Transición Ecológica, en mitad de un discurso en el que defendió que las presas son “necesarias en términos de seguridad y de planificación hídrica”.

Lo hizo preguntado por la catástrofe de Valencia, donde negacionistas, conspiranoicos y buleros han bombardeado con la mentira de que la culpa de lo que ocurrió es causa de "las 20 presas que se derribaron en Valencia entre 2020 y 2024". Un mensaje que se ha difundido hasta usurpando la identidad de Radio Televisión Española, que ha tenido que aclarar que es un bulo difundido mediante la suplantación de su cuenta en la red social Facebook. “Una falsa narrativa”, apostilla el ente público, que relaciona la catástrofe de Valencia con el derribo de embalses, presas y azudes y que no dice la verdad: lo que ha agravado este fenómeno meteorológico es el cambio climático, la alta temperatura del Mediterráneo, que hace más violentas las precipitaciones. Los daños humanos y materiales se agravan cuando hay construcciones sobre barrancos y zonas inundables.

"Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad", sentenció Göbbels. El Gobierno de Pedro Sánchez no ha suprimido ninguna presa en esa demarcación y por eso es mentira que sea esa la causa de una dolorosa tragedia de 224 muertos. Se tarda menos de diez segundos en pronunciar esa afirmación. Desgraciadamente no bastan diez segundos para desmontar esa mentira. Ni esa ni todas las que están circulando sobre esta catástrofe. Mentiras que hacen que las verdades que deberíamos estar señalando y por las que deberíamos exigir explicaciones y responsabilidades se diluyan en un océano de afirmaciones falsas que incendian, generan odio, frustración y desafección. Hay que desgañitarse para tratar de poner el foco en lo importante y ni así.

"Paso de discutir"

El otro día un compañero periodista me confesaba que durante el fin de semana había tirado la toalla en las conversaciones con sus grupos de amigos sobre la DANA y Valencia. Creo que a muchos nos ha pasado. “Paso de discutir”. La rendición ante las mentiras es el triunfo de quienes mienten y manipulan pero a veces es inevitable. Es agotador. Ellos tardan un minuto en colocar su bulo y hace falta muchísimo más tiempo para desmontarlo. Eso dando por hecho que quien está enfrente tenga interés alguno en salir de su bucle de falsedades. El daño que están haciendo a la conversación pública es enorme. Manipular cuando hay tanto dolor y tanta vulnerabilidad es muy fácil. Las consecuencias todavía no las conocemos pero son graves.

Las alarmas saltan cuando se oye que "todos los políticos son iguales", "ningún político vale para nada", "el Estado de las Autonomías no sirve más que para crear puestos para que los partidos coloquen a los suyos" y un cúmulo de afirmaciones que culminan en "con Franco esto no pasaba" o "con Franco se vivía mejor". Oír de gente a la que consideras formada y preparada que solo se cree es a Iker Jiménez porque es el único que dice “las cosas como son” es demoledor. Pocos programas suman tantas mentiras en boca de sus colaboradores. "Piden mi cabeza", ha clamado el periodista de Cuatro y muchísimas personas de relevancia pública han salido en su defensa. Sin entrar ya en los conspiranoicos, los negacionistas del cambio climático y el ejército de bots dedicados a insultar y amenazar a cientifícos y organismos como la Aemet.

Perseguir la mentira

Habría que perseguir a quienes difunden mentira con total impunidad porque están envenenándonos. Habría que castigarlos con la misma firmeza que a los desalmados saqueadores que han aprovechado la desgracia para robar en los pueblos asolados por el fango. Son delitos igual de repugnantes. Hasta el Rey advirtió que había que tener cuidado porque había mucha “intoxicación interesada para que haya caos”.

El lodazal de mentiras es denso y asfixiante en mitad de la desgracia. Confieso que me canso. Me cansa discutir con mis hijos y sus videos de Tik Tok, con mi pareja y sus grupos de Whatsapp, con mis amigos y su confianza en las redes y los pseudoinformativos por encima de los medios de comunicación serios. No es desinformación sin más, es desinformación perfectamente elegida y seleccionada con un objetivo que da mucho miedo y que daña la democracia. Es una maquinaria perfectamente engrasada y diseñada.

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Cuando tanta gente que tiene a mano instrumentos para no tragarse los bulos sin más los compra deberíamos de frenar en seco y preguntarnos por qué. Es agotador pero si hacemos huelga de brazos caídos, si no precisamos, si no aportamos hechos veraces, análisis frío y riguroso, si no confrontamos a los mentirosos y desenmascaramos a los agitadores ¿para qué estamos aquí los periodistas? Sí, sí hay que discutir: “Contender y alegar razones contra el parecer de alguien”, en su acepción de la Real Academia, “analizar, examinar, estudiar, tratar, deliberar, razonar”.