Opinión

Sánchez aprieta en Valencia

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, durante la rueda de prensa que ha ofrecido después del Consejo de Ministros.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, durante la rueda de prensa que ha ofrecido después del Consejo de Ministros. / José Luis Roca

Lydia del Canto será la nueva responsable de la todopoderosa Secretaría de Estado de Comunicación, desde donde se dirige la política informativa de La Moncloa. Del Canto (Torrent, 1985) acumula varios techos de cristal rotos: fue la primera mujer en ocupar la dirección general de Comunicación de la Generalitat Valenciana, con Ximo Puig como presidente, y la primera en dirigir un periódico tan relevante como Levante-EMV. Y, si no me equivoco, es la persona más joven que ha llegado a cada uno de esos puestos.

Pero la apuesta de situar a una valenciana, igualmente por primera vez, en uno de los cargos de mayor peso en el organigrama gubernamental revela asimismo el interés de Pedro Sánchez por apretar en la Comunitat Valenciana, la cuarta que más escaños elige para el Congreso de los Diputados en las elecciones generales, tras Andalucía, Cataluña y Madrid. El pasado 22 de septiembre, bajo el título “Ser otra cosa”, se escribía en este mismo periódico que el presidente del Gobierno había confesado en una reunión con sus colaboradores que “tal vez” se había equivocado en su política respecto a la Comunitat Valenciana, sobre la que tomó decisiones controvertidas y algunas claramente perjudiciales durante la etapa en que el Consell estuvo presidido por Ximo Puig. En un momento en el que el tema candente era la financiación singular para Cataluña, se señalaba en ese artículo que Sánchez estaba dispuesto a darle ahora a Mazón, al que necesitaba para abrir una fisura en el PP, lo que le había negado a Puig.

Pero la DANA, que se produjo un mes después, lo ha cambiado todo. Aunque los socialistas también están siendo castigados por la opinión pública, Sánchez piensa que el enorme desgaste de la figura de Mazón acabará arrastrando al PP en la Comunitat Valenciana y penalizándolo en el resto del país y quiere aprovecharlo. El despliegue de ministros, secretarios de Estado, directores generales y presidentes de empresas públicas es incesante.

Sánchez, que no quiere un partido de federaciones, sino uno de provincias, y por eso se ha dedicado a derribar barones y sustituirlos por ministros, liquidó a Puig en cuanto pudo, pero se ha rodeado de buena parte del equipo del expresident. La ministra Morant, aupada a la secretaría general del PSPV; los secretarios de Estado Rebeca Torró y Arcadi España, que tuvo el encargo de mediar entre Cataluña y Castilla-La Mancha para salvar las diferencias sobre el modelo de financiación en el congreso de Sevilla; la directora general Ana Berenguer, que también “nació” en la Generalitat; el comisionado para la reconstrucción de Valencia, José María Ángel; la delegada del Gobierno y nueva secretaria con cartera de la ejecutiva federal, Pilar Bernabé; el jefe de Prensa del ministro Puente, Pere Rostoll; y ahora la secretaria de Estado de Comunicación, Lydia del Canto, todos han salido del mismo sector de los socialistas valencianos, el que lideraba Puig.

Del Canto no llega a Madrid para ocuparse de la Comunitat Valenciana, obviamente. Al contrario, aterriza en uno de los cargos más difíciles en cualquier gobierno, en una de las etapas más tensas que ha vivido tanto la política española como el ecosistema mediático nacional. Así que no es pequeño el desafío. Pero, no yendo a la capital del Reino para dedicarse al Cap i Casal, lo que nadie va a tener que explicarle es dónde está una de las trincheras más importantes en las que a día de hoy se está librando la batalla.

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