¿A quién le importa la verdad?

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28 oct 2019 / 10:26 h - Actualizado: 28 oct 2019 / 10:34 h.
  • ¿A quién le importa la verdad?

La semana pasada escribía un reflexión acerca de la toma de decisiones, hoy lo haré sobre las consecuencias que en toda Organización, Administración, Partido Político, Iglesia y otros agentes sociales conlleva el haber tomado decisiones.

En toda decisión existe un riesgo que tiene que ver con el cómo pueda ser entendida y comprendida.

La experiencia, en muchas organizaciones, es que por muy bien que se planifica la toma decisiones, respondiendo ésta a un estudio en detalle de las circunstancias que se dan, puede existir un riesgo ya que siempre hay que inclinarse por una opción. Decidir es arriesgarse; pero también es ilusionarse y, ante todo, es sembrar esperanza para quienes son los protagonistas y se hallan en los fines de las Instituciones.

No todas las Organizaciones están al mismo nivel de exposición pública en cuanto al hecho de haber tomado una decisión. Quién toma la decisión lo hace pensando en el bien de las personas que son el objeto de los fines de la organización; además hay que tener en cuenta que la decisión ha sido tomada por el órgano competente (Consejo, Comité, Patronato, etc..) según el modelo de Institución de que se trate. Es muy importante recalcar que una decisión de calado siempre tiene en cuenta los fines. Los recursos existentes en las organizaciones son controlados y protegidos por las Instituciones Públicas que tutelan la toma de decisiones.

Responder a los fines de una Institución conlleva tener que adaptarse a los tiempos y tener muy claro que los recursos existentes en la misma están al servicio de las personas a las que hay que atender y, por las que mirar, ya que son el inicio y el final del proyecto. Por tanto cada organización sea empresarial, política, del tercer sector o sindical se tiene que deber al cumplimiento de sus fines. En el caso de las Empresas a sus clientes y accionistas ya que éstos son los que le dan fortaleza; en el caso de las fuerzas políticas a sus principios políticos; en el caso del tercer sector a las personas a las que atienden y por las que trabajan; y en el caso sindical a sus afiliados y personas que recurren a su consejo. Cualquier organización de las señaladas tiene recursos y éstos están al servicio de los fines, y nunca pueden reducirse al interés particular. En la toma de decisiones es muy importante alejarse de lo particular y centrarse en los fines, porque en muchos casos, con el paso del tiempo, se construyen inercias que alejan a las organizaciones de los verdaderos fines, y por esta razón es preciso revisar si los recursos están al servicio de quienes son el verdadero objeto de la misión. Fines y misión están estrechamente unidos.

Escribía más arriba que no todas las organizaciones están al mismo nivel cuando, desde fuera y sin conocer el proceso que ha llevado a tomar la decisión más adecuada, se valora a la misma; es, precisamente, en este nivel en dónde surge la pregunta ¿importa más la verdad o la opinión de quien no conoce el proceso de la toma de decisiones?

La verdad siempre está ligada al cumplimiento de los fines, esto es lo que siempre se debe de tener en cuenta en el órgano de gobierno. Haber sido cuidadoso en este punto es lo más importante; hoy, además, existe la trazabilidad del desarrollo de la toma de decisiones con la operatividad del Compliance Officer, donde la transparencia es total en el proceso. Esta, sin duda, es la verdad, lo otro son opiniones que no recogen el proceso que ha llevado la Organización.

Los responsables de las organizaciones que están sujetos a este procedimiento pueden estar tranquilos porque al final, si es el caso, existe justicia y ésta siempre intentará averiguar si en la toma de decisiones han estado presentes los fines de la Institución.

¿A quién debe importarle la verdad? pues a los que son los sujetos de los fines de la Institución. La misión de una organización es dar respuesta a las necesidades de los clientes, de los accionistas, de los afiliados, de las personas atendidas en los diversos programas de acción social, etc. La verdad, es buscar proyectos y acciones que sitúen en el centro de la misión a las personas que son objeto de la atención según los fines de las organizaciones.

Situarse en el punto de la verdad siempre es un riesgo, y máxime cuando agentes externos a la Institución que ha tomado la decisión pueden utilizar de manera equivocada las razones del porqué se tomó la decisión. En todo proceso de toma de decisiones hay que valorar las resistencias que puedan surgir; éstas pueden venir de dentro o de fuera de la propia organización. Esto, muchas veces, lleva a los proyectos sean empresariales, políticos, sindicales o del tercer sector a la inoperatividad y a su muerte. Entonces, ¿adónde se halla la verdad? Ésta hay que buscarla en los fines de la organización. Hay que trabajar y luchar para que esta búsqueda no se pierda en los conflictos que hayan aparecido; hay que mirar a un horizonte en donde prime la salvaguarda de los fines.

Las personas que toman decisiones en las Instituciones muchas veces se ven presionadas, además de por personas de dentro, por agentes de organizaciones externas. Esta situación causa en muchos casos dolor por las interpretaciones interesadas que se transmiten. Muchas veces, muchísimas causan un gran daño profesional y personal que es difícil de medir y de revertir. Todo se debe a que quienes, desde su responsabilidad de gobierno de una Institución, han tomado la decisión teniendo muy en cuenta la Verdad porque han mirado, ante todo, a los fines de la Institución y han valorado que había que desarrollar proyectos que respondieran a la actualización de los fines, porque si no la Institución iba camino del agotamiento y de su muerte.

Hay que preguntarse siempre que se quiera hacer el bien y cumplir con los fines de la Institución ¿a quién le importa la verdad?

Sin lugar a dudas, cuando se toman decisiones junto a otras personas , se puede sufrir a través de agentes externos e internos un daño tanto en lo profesional como en lo personal, se juzga, afirmando acerca de estas personas lo que no son; pero ¿a quién le importa la verdad?