Con todo lo que se trata de cuidar la imagen de España en el mundo y lo que nos cuesta, eso de que un multimillonario tenga que dar cientos de millones de euros de su bolsillo para luchar contra el cáncer en nuestro país es una noticia tremendamente negativa, sobre todo por lo que nos jactamos de tener uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo. Es admirable la generosidad de Amancio Ortega, porque con independencia de cómo se haya hecho tan rico –desde luego, no yéndose todos los días al bar a hablar de fútbol y a criticarlo todo–, podría ser generoso o no serlo y estaría en su derecho porque la esplendidez es una condición. Lo que sería vergonzoso es que a lo mejor hayan muerto cientos de personas de cáncer porque el Estado pone el foco de las inversiones en otras cuestiones menos importantes que velar por la calidad de vida de los ciudadanos y evitarles sufrimientos. No vamos a caer en la ordinariez de decir que el problema se solucionaría si los gobernantes robaran menos y ahorraran más en privilegios. No, si hablamos del cáncer. Un respeto.