Ayuso, la que confundió asilos con cárceles

Oliver Sacks escribió en 2008 un libro sobre existencias reales en las que un hombre confundía a su mujer con un sombrero. Un relato que versaba sobre neuronas, vagabundos y sombras.

Sacks solía decir que los héroes de la sanidad son los pacientes y que los médicos deberían empeñarse en devolverles sus vidas, o sea reintegrarles lo que la enfermedad les había arrebatado. Vale también para los abogados, que se nos olvida con frecuencia.

En la semana que Tamames retornó del pasado para llamar rubia a Batet, (así se desperezó del luto de Pasionaria), se ha sabido, -tres años después- que 7.291 personas mayores murieron en las residencias de Madrid. Recluidas y encerradas, en lo que se denominó “Protocolo de la Vergüenza”. Nuestros mayores murieron entre barrotes, a pesar del empeño del personal sanitario y de los trabajadores de ayuda a domicilio, que esos sí que se jugaron el pellejo.

Cada persona que fallece deja un vacío. Un hueco irreparable en los que le conocieron y amaron. La orfandad no tiene reparo.

Los féretros apilados en el Palacio de Hielo de Madrid no encuentran quien les escriba. Ni siquiera Don Ramón, acaso fuera por cercanía generacional. En España nunca pasa nada, un día nos acostamos monárquicos y al día siguiente amanecemos republicanos.

En Paris, por un quítame allá estas pajas, (véase cualquier recorte de pensiones), todo arde. Es el fruto de la Revolución Francesa y la cultura de la protesta. Sí, aquel “no nos representan”, que liquidó Galapagar. Las mismas fosas donde aparecen huesos de fusilados en el cementerio de Sevilla. Y luego critican que la familia de Lorca, no quiera desvelar su paradero e incluso Ian Gibson, (vaya vividor) habla de un pacto de aquella con Franco.

Ayuso ahora dispara contra quien es su ex-Consejero delator y pide su imputación. Primer aviso. Si declaras la verdad, prepárate que iremos a por ti.

Para esto, los extrasalariales de algunos jueces de Madrid, que no descansan para que todo siga igual. Si Ana Botella regala pisos sociales a fondos buitres, el Juez Juan Antonio Sáenz de San Pedro lo arregla; como Carmen Valcarcel exonera a Ignacio González o a Enrique Arnaldo. Y encima nos asombramos por la supuesta parcialidad de los árbitros, esos que robaron una Liga al Sevilla FC.

Aquí el propio Presidente del Colegio de Médicos de Sevilla, Alfonso Carmona, solo protesta cuando ponen una enfermera al frente de la Sanidad, en lugar de a él; pero de las comisiones de las farmacéuticas, de eso para qué hablar.

Y sigo con Sacks. El cerebro humano fue creado para la supervivencia. Nadie nace feliz. Así que debió ser horrible y quiero confiar que muchos sonrieron al hallar al fin paz en su agonía.

Ayuso y su hermano dispensan las recetas. Diazepam, tabernas y más diazepam... Pero llorar es vulgar, a menos que Feijoo se te cuele en la caja (nunca mejor dicho) del supermercado.

“Sus muertos”, como decimos aquí.