Los medios y los días

Botellonas y/o apareamientos

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05 jun 2020 / 04:38 h - Actualizado: 04 jun 2020 / 13:44 h.
"Los medios y los días"
  • Botellonas y/o apareamientos

Me gusta bastante una ciencia relativamente reciente en el panorama académico, se llama sociobiología y, en pocas palabras, compara los comportamientos del animal humano con el no humano, en especial con unas especies. El ser humano ni fue creado desde el barro ni fue creado libre, eso son los argumentos hermosos que nos fabricamos para subsistir con más sentido y así, por ejemplo, poder condenar al que delinque para que la especie siga conservándose. Cuando la religión –pienso en la judía y en la cristiana, por ejemplo- insiste tanto en que no hay que desear –y menos poseer- a la mujer del prójimo, lo que en realidad persigue expresar es que, si aquí nos liamos todos con todos en lo sexual, acabaríamos a garrotazos los unos contra los otros –y las unas contra las otras- en detrimento de la propia existencia.

La sociedad humana está llena de ritos que en realdad son ceremonias de apareamiento comparables a las del ñu que nos ofrecen por La 2 a la hora de la siesta. El humano –como otras especies de animales- está toda su vida determinado por sus hormonas y eso en la edad juvenil es especialmente visible. Las botellonas, en el fondo, son ceremonias de apareamiento, por eso resulta muy complicado ponerles coto cívico, porque, como sostiene un dicho popular “sociobiológico”, “la jodienda no tiene enmienda” y menos cuando más hierve la sangre y además los medios proyectan todo el tiempo numerosísimos mensajes hedonistas y narcisistas donde lo que subyace es sexo, a falta de altas metas que lograr –que es lo difícil- los medios dirán: al menos que los niños se apareen y de paso nos hartamos de ganar dinero al tiempo que los drogamos con las partes bajas.

Y ahora, vayan ustedes a decirle al personal de las botellonas que se porte adecuadamente por el bien de todos en vista de que, aunque la pandemia esté en retirada, puede que ataque de nuevo. La solidaridad sólo está en los papeles y en las palabras, algo que empieza por demostrarlo la misma ministra de Igualdad con sus pijos “o seas” y sus “super esto” y super lo otro, tía”. A la naturaleza claramente egoísta del humano se une que no hemos educado a los niños de las botellonas en la solidaridad sino en el empoderamiento, por tanto, va a ser más jodido que la policía y el alcalde –que es un simple- logren meterlos en cintura.

En la TV veo un anuncio para los jóvenes que les dice esta chorrada: como estamos en pandemia tu heroísmo es quedarte en casa, es hora de jugar con el gatito, de estar ante el ordenador, de dormir la siesta y mirar por la ventana el hermoso paisaje de la vida callada y su soledad sonora. Y a eso el anuncio lo llama el heroísmo que a la generación joven le ha tocado en suerte en la Historia. Joder, ya hubieran deseado ese heroísmo todas las generaciones anteriores a éstas de ahora. “Pero, claro, tío, si a mí no me afecta tanto la pandemia como demuestran los hechos y las estadísticas, ¿por qué no voy a ir de botellona?”. Di que sí, tío, tú a lo tuyo, luego, si algún día al virus le da por penetrarte y dejarte la huella de su amor ya le pedirás ayuda a tu mamá, a tu papá y al Estado, esos que te permiten consumar tus ceremonias de apareamiento y que te lavan los calzoncillos, las bragas y acaso los restos de tus vomitonas en tus camisetas. Y te la daremos, claro que te la daremos, porque somos a un tiempo solidarios e idiotas y porque siempre que existen dictadores y gente incívica es porque otra mucha gente imbécil lo permitimos.