Cacos, tenéis un problema deportivo

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13 ene 2020 / 10:30 h - Actualizado: 13 ene 2020 / 10:31 h.
  • Cacos, tenéis un problema deportivo

Bien conocidos son los efectos beneficiosos de la práctica regular de actividad física y del deporte: ayuda a regular las cifras de la presión sanguínea, mejora la resistencia a la insulina, modula la percepción de estrés, de ansiedad, aumenta el umbral de la sensación del dolor y permite controlar el colesterol y el peso. Todo eso está bien descrito, demostrado, y científicamente probado, pero lo que no sabíamos a ciencia cierta, es que ayuda a aumentar la seguridad ciudadana.

Cuando la Transición española aún no había casi empezado su proceso, en la recién estrenada Anoeta, se celebró el Campeonato de Europa de Pista Cubierta, competición que pasó a la historia porque trajo a nuestro país a Valeri Borzov, campeón olímpico blanco de velocidad; al gran Sebastián Coe, un jovencito por entonces, y que se convertiría en una de las grandes estrellas del atletismo, deporte cuyos destino dirige hoy en día.

Como solía suceder en los eventos deportivos, los Herri Batasunos aprovecharon la ocasión para bajar a la pista y reclamar sus derechos. Larga y tensa espera, no exenta de miedo, parecía que algo malo iba a ocurrir; pero allí permanecían, sentados en mitad de la pista. Cuando aquello parecía que desembocaría en algo grave, aparecieron los lanzadores de peso, esos hombres gigantes que tiran la bola más allá de los veinte metros. Al verles aparecer, algunos de los que resistían en la protesta, empezaron a correr despavoridos; sólo uno resistió, hasta que un barbudo Geoff Capes, le cogió por las axilas, levantándolo él solito más de un metro del suelo, y lo sacó de la pista entre aplausos. El gigante británico era un Bobby inglés, esos hombres de negro con bombín metálico que veíamos por entonces en las pelis, parados casi siempre junto a las famosas cabinas rojas de teléfono, y que nos recordaban a la ginebra.

Un policía nacional, campeón de taekwondo, detiene a un caco tras arrebatar el bolso y el móvil a una chica en una conocida plaza sevillana. Además, dos carteristas fueron detenidos a la carrera por un campeón mundial de relevos de cuatrocientos metros lisos y con record europeo incluido.

Saúl Craviotto, piragüista y policía nacional, doble campeón olímpico en Pekín ​y Río de Janeiro, ​ tres veces campeón del mundo, es otro ejemplo para demostrar que uno de los beneficios de la actividad física y el deporte, es que los ciudadanos estamos más protegidos y seguros. A ningún caco le gustaría tener que forcejear con Saúl, o con otros muchos servidores públicos que han sido piragüistas, remeros, karatecas o judocas.

Muchos preferiríamos que el bombero que venga a rescatarnos, haya subido varios ochomiles o haya sido un buen mediofondista o lanzador de jabalina. Cómo no, si alguna vez nos tiene que atender el 061, sería bueno que la médica que nos atienda sea saltadora de pértiga, pulso no le va a faltar.